EL RINCÓN DEL BONZO
Bien. Muy bien por el sr. Quevedo, de Nueva Canarias, al haber conseguido un jugoso compromiso del Presidente del Gobierno, en favor de los intereses canarios.
El contrato firmado por ambas partes comprende un abanico de obligaciones ya detalladas en todos los medios de comunicación; al menos en los locales.
Por parte del representante canario, solo ha sido dar su voto favorable a los PGE como único y determinante elemento que podría decidir, a favor o en contra, el proyecto económico del Gobierno de la Nación. Entre 351 diputados, solo uno ha tenido la suerte de definirse como el decisivo 176 . Pero claro, en esta vida no hay nada gratis, y el sr. Quevedo ha hecho muy bien el pelear por los intereses de una Autonomía que, contrariamente a otras regiones históricamente más favorecidas, se ha visto marginada en algunos aspectos, con cierto menosprecio de la autoridades centrales, que quizá no se ha sabido contrarrestar con la firmeza suficiente por los responsables locales.
Conviene evitar las sutilezas habituales en titulares interesados: “Rajoy logra el apoyo de Nueva Canarias…” Perdón; no parece un logro propiamente dicho, sino que para ajustarse a la realidad debiera rezar: “Rajoy compra el voto de Nueva Canarias…” Tal vez sea lo de menos, pero a nuestro diputado canario parece importarle poco la conveniencia general de que los Presupuestos salgan adelante gracias a su habilidad negociadora –en realidad, esto no lo diferencia del resto; pues todos barren hacia sus intereses de partido–. ¿Se habrá planteado D. Pedro, tras un exhaustivo análisis del borrador, si salen bien las cuentas en favor de todos… de todos los españoles…? Bueno; no tiene por qué inquietarse al respecto, pues su única obligación es aprovecharse de una circunstancia casual y beneficiosa para Canarias; tal y como ha conseguido con éxito y colgarse una medalla muy meritoria en nombre de su formación política.
Por tratarse de una operación de chalaneo más propia de un mercadillo dominguero, surge una inquietud: ¿Los acuerdos firmados son de obligado cumplimiento, sin trucos ni engaños subrepticios, a título de promesas selladas apenas con un protocolario apretón de manos entre dos feriantes? Ya hubo precedentes con el Plan Canarias, cuando el ínclito presidente de entonces, a punto de largarse, comprometió una suculenta aportación económica para Canarias, a sabiendas de que su inmediato sucesor no podría cumplirla… Una ignominiosa tomadura de pelo que, esperemos, no vuelva a repetirse ahora. No obstante, toda cautela es interesante por la poca fiabilidad que inspiran tantas promesas electorales incumplidas y la falta de contundencia local en exigir respeto a los derechos vulnerados.
A pesar del éxito aparente, no debe quedar aquí el ensimismamiento por lo bien que se ha hecho; pues hay matices muy comprometedores que deben contemplarse: El 75% de bonificación a la conectividad aérea interinsular. Imagino a los dos propietarios de la compañía regional, monopolio flagrante, relamiéndose de gusto y brindando por la gestión de D. Pedro; pues la nueva perspectiva redundará en incremento de su millonaria cuenta de resultados a costa de la OSP (Obligación de Servicio Público). Pues si a esa bonificación no se le reduce drásticamente el tope máximo del precio de los pasajes (ahora serán capaces de subirlo), los verdaderos beneficiados no serán los ciudadanos, sino los empresarios que utilizan el concepto de servicio público en estricta clave de negocio, en connivencia con la autoridades locales que les permiten la impunidad propia de un monopolio salvaje.
En cuanto a las partidas prometidas para infraestructuras, alguien tendrá que vigilarlas de cerca para que no sucedan casos de malversación de caudales públicos como los 40 millones de € gastados hace 10 años en la T-2; la terminal fantasma de pasajeros del aeropuerto Tenerife Sur, que sigue cerrada cual sarcófago sellado y nadie que dé explicaciones.
En dichos términos no me parece fiable, por correlación, la gestión que vaya a hacerse con los caudales previstos, caso de que lleguen a ejecutarse. No sería la primera vez que aquí hay que devolver partidas millonarias porque no se ejecutaron a su debido tiempo.
Pero todavía me fío menos de un presidente de la nación incapaz de atajar con la firmeza requerida los agravios e insultos a los símbolos de España, y por ende, a la dignidad de todos los españoles.
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