Los que dicen que la rendición de la banda terrorista etarra ha sido motivada por las fuerzas de seguridad del Estado, están mintiendo o intentando confundir a los ciudadanos. Cuando quieren que creamos que es el Estado de Derecho el que ha vencido a ETA, nos mienten como lo que son; bellacos mercenarios de la política dictacratica que padecemos.
Porque cuando la sociedad muestra su hartazgo de sangre inocente, su deseo de vivir libremente y el ansia de paz alcanza una fuerza incontenible, los terroristas no tienen más remedio que decidir por seguir matando impunemente o bien instalarse entre las mallas legales diseñadas bajo el respeto a la libertad.
Esa es la verdad, la sociedad española, en especial la vasca, ha sido el artífice del aislamiento de los terroristas asesinos. Hay un antes y un después del brutal asesinato de Miguel Angel Blanco. El tiro en la nuca de un joven que no tenía mayor delito que defender sus ideales políticos, además de salvaje, fue el asesinato que reventó la conciencia de todos los vascos, incluso de los independentistas, de lo pro etarras.
El medio siglo de terrorismo sufrido en España por parte de la banda de asesinos desalmados de ETA, deja en su camino casi un millar de muertos, cientos de heridos, familias destrozadas y miedo en la sociedad vasca.
Crímenes inútiles, secuestros, torturas, extorsiones y chantajes sembrando el terror entre propios y extraños, muchos años de terror que tendrá que pasar generaciones enteras para que el mundo se olvide de tanta barbarie, de tanto horror.
Las víctimas de ETA somos todos, porque todos hemos llorado ante las imágenes de los cuerpos mutilados de Irene Villa y su madre, del tiro en la nuca de Miguel Ángel Blanco, del secuestro de Ortega Lara, y de las decenas de muertos y heridos en Hipercor. No podemos pedir a las víctimas de tan horrendos crímenes el olvido de todo lo sucedido, ni siquiera el perdón.
Que nadie piense ni por un segundo que esta paz va a significar una reducción de penas para los presos etarras. Que nadie piense que los españoles no tenemos memoria histórica y que estamos dispuesto a «borrón y cuenta nueva» sin más.
No puede existir paz para tanto malvado, tantos monstruos que asesinaron a periodista, jueces, militares, guardias civiles, policías, políticos y gente que, sin más culpa de pasar al lado de la bomba, nada tenían que ver.
Ahora corresponde al Estado Español, al gobierno de turno, la responsabilidad de continuar con la aplicación de todas nuestras leyes, de nuestro derecho penal en materia terrorista a los etarras perseguidos y sus cómplices.
Inútil todo lo sucedido, tristemente inútil como inútiles son las guerras de cualquier signo, pero más inútil será si vemos paseando por nuestras calles aquellos que asesinaron vilmente a nuestros padres, hijos, familiares o amigos sin más pena que la que le dicte su conciencia si es que la tienen. y ahora que sea la justicia y el tiempo lo que nos sirva para suturar heridas, aunque siempre perdurarán las cicatrices.
Joaquín Hernández. Miembro del foro Antiterrorista Europeo, periodista.
En memoria de mi amigo y colega José Luis López Delacalle, asesinado por ETA.