¿Alguien es capaz de pensar que la lectura de Marx pueda inducir a un rico empresario a votar a Podemos o IU?
Mucha tinta y emisiones radioeléctricas se han dilapidado en los medios más o menos oficiales para cantar los grandes logros del capitalismo.
Son cantos de sirena que en muchas ocasiones ensalzan directamente el milagro económico del capital, pero en muchas otras lo hacen de forma indirecta por el procedimiento de machacar a los críticos. Venezuela y el “papel toilette”, o la falta de democracia en el país del Arauca vibrador, es un ejemplo bastante recurrente cuando se aproximan las elecciones.
Sin embargo el que parece ser el mayor de los logros, el que debería enorgullecer al capitalismo, se suele ocultar urbi et orbi. Hay momentos en los que he pensado que lo hacen por no apabullar, por intentar evitar la humana reacción de poner el contrapunto ante la visión de una balanza desequilibrada o de un cuadro muy torcido. En otras ocasiones la actualidad informativa me ha convencido de que ocultaban su logro más trascendental para no desvelar la naturaleza misma de su éxito.
Recién superado el circo del carnaval y ya inmerso en la fase de superar la peste a ácido úrico que invade la ciudad, me ha venido a la cabeza que el propio sistema capitalista siquiera es consciente del mayor de sus logros, precisamente el que permite superar los fallos más obvios y groseros del propio sistema, el que le da la fuerza para perdurar por los siglos de los siglos y superar los momentos de crisis en que el capitalismo salvaje casi se ha venido abajo, hasta hacerle retornar como un ave fénix que acabase de atravesar por el centro el Sol del capital financiero.
Se me olvidaba: el mayor éxito del capitalismo es el pobre de derechas ¿Alguien es capaz de pensar que la lectura de Marx pueda inducir a un rico empresario a votar a Podemos o IU? ¿Es posible imaginar que Mariano Rajoy haya tenido mayoría absoluta y hoy siga gobernando, pese a todo, sólo con los votos de burgueses y millonarios? Los pobres de derechas son el mayor logro del sistema capitalista, ellos son el auténtico milagro. Deberían mimarlos, pero cuanto más los joden más convencidos parecen.