Los «Terroristas Sociales«, como nos denominó Suárez Trenor en 2005 a los que nos manifestamos en la Plaza de La Candelaria, no nos tomamos en serio a Fernando Clavijo.
Canarias no es más que una esposa cornuda y apaleada. Su marido actual, con el que comparte débito conyugal durante cuatro años, es Fernando Clavijo, un marido infiel. Clavijo, como todos los maridos infieles, no puede decir la verdad porque pondría boca arriba las cartas de su traición. Si Clavijo fuera un marido sincero sacaría de su mochila la verdad y nos diría mirándonos a los ojos:
«Mira, cariño, yo te hice un juramento o promesa cuando tomé posesión de mi cargo, pero te mentí. En realidad, ya lo sabes, cada cuatro años tenemos que ir por las barriadas a pedir el voto. Te prometí muchas cosas, ya lo sé, pero lo que siempre hacemos es utilizar el chauvinismo y la demagogia para captar el voto de un sector de la sociedad marcado por un cierto complejo de inferioridad. Ya sé que no está bien lo que hago, pero soy así; mitad truhán, mitad señor. He hecho contigo lo mismo que hicieron Paulino, Adán, Manuel Hermoso… sí, ya lo sé, soy tan indigno como tus maridos anteriores, en realidad nosotros pedimos los votos en las barriadas para ponerlos al servicio de los intereses de Lopesan, Plasencia, Ambrosio, Cobiella… es cierto, estamos enamoradísimos de todos ellos y lo que practicamos contigo, querida Canarias, sólo es sexo. Y no muy bueno, precisamente. Es verdad, lo admito, entre todos nosotros te venimos jodiendo desde hace décadas, te ponemos los cuernos al revés y al derecho y lo sabes. Pero también sabes que siempre es mejor que te jodamos alguno de aquí a que te venga a joder un godo de fuera ¿Verdad, Canarias? así parece que tu PIB va aumentando, aunque en realidad aumenta el de unos pocos de nosotros. Es verdad, Canarias, no me merezco la confianza que depositaste en mí, pero es lo que hay. Sabes que el nuestro es un matrimonio de conveniencia, porque tú no puedes desconocer que nos hacemos pasar por nacionalistas, utilizando el mismo populismo que le achacamos a los podemitas, para engatusarte, conseguir tu preciado voto y servir a nuestros amos. Eso es lo que hay, Canarias, soy un medianero de ellos, esa es la única verdad ¿podrás perdonarme algún día?“.
De ser sincero con Canarias eso es lo que nos contaría Fernando Clavijo, delante de las cámaras de una televisión afín pagada por nosotros, frente a una hilera de periodistas también afines que le hacen las preguntas pactadas. Pero Clavijo no puede decir la verdad porque la cornuda Canarias le vería el plumero, por eso Clavijo tiene que largar la primera boutade que se le ocurre: «Trump nos puede abrir una vía con el turismo americano«.