Illam.- Corría el año 2017. El imperio de la ATI profunda se tambaleaba en La Laguna. Mónica Martín se esforzaba menos que el ginecólogo de Falete. Javier Abreu luchaba a muerte por su sueldito Nescafé y no paraba de conspirar. Santiago Pérez iba ganando cada vez más adeptos. Sólo un androide enviado desde el futuro por la empresa de Rosendo Reboso podía desactivar la resistencia. Entonces llegó CORRALÉITOR y mandó a parar.