Cronistas e historiadores coinciden en que los aborígenes canarios adoraban al Sol, a la Luna y a las estrellas. El siguiente texto escrito a mediados del siglo XV, en referencia a Tenerife, La Palma y Gran Canaria, es un buen ejemplo de este culto a los astros:
“…no poseen ninguna fe, adorando, por el contrario, algunos el Sol, otros la Luna y otros planetas, teniendo nueve formas de idolatría…”
[Alvise di Cadamosto, en Juan A. Belmonte, (1999:246)]
Esta adoración a los astros ha sido confirmada por la arqueología. Hay un buen número de objetos de cerámica y grabados rupestres que así lo atestiguan. En este sentido, muy cerca del poblado troglodita de Acusa Seca, situado en la comarca de Artenara, en Gran Canaria, se encuentra la denominada Cueva de las Estrellas, decorada con puntos blancos sobre fondo negro, que parece representar el cielo nocturno. Las dataciones de restos humanos más antiguas de Artenara, son del año 437 d.C. En la misma comarca se encuentra la Cueva de los Candiles. En las paredes de esta cueva, hay grabados o en bajorrelieve, más de trescientos triángulos, que representan la vulva femenina. Este impresionante yacimiento, es una cueva artificial orientada al sur. Desde su interior, se ve en la distancia, justo en el centro de la entrada, el Roque Bentayga. Este hecho llevó al arqueólogo Antonio Tejera y al historiador José Juan Jiménez, a plantear la posibilidad de que los antiguos canarios atribuyesen un simbolismo fálico al Roque Bentayga.
En la base del Roque Bentayga hay un yacimiento arqueológico en el que, según el investigador del Instituto Astrofísico de Canarias, Juan Antonio Belmonte, hay un marcador equinoccial, una especie de reloj solar, que mediante un efecto de luz y sombra, indica el día que parte en dos mitades iguales, el periodo de tiempo que transcurre entre los dos solsticios (véase el capítulo 52 de “Reflejo del Cosmos”).
Teniendo en cuenta que los astros jugaron papel importante en la religión de los antiguos canarios y que en el Roque Bentayga hay, según estudios científicos, un marcador equinoccial, introduje en el programa de astronomía “SkyMap Pro Versión 11”, la información necesaria para visualizar en pantalla, el cielo nocturno que se podía ver desde la entrada a la cueva, mirando hacia el sur, en los equinoccios, a primera hora de la noche y de madrugada, porque sabemos que los antiguos canarios prestaban atención a la posición de las estrellas a esa hora:
“…gobernabanse por el Sol de día, y de noche por algunas estrellas, según que tenían experiencia de cuando salían unas, y otras se ponían, o a la prima, o a la medianoche, o a la madrugada”.
[Fray José de Sosa, en Juan A. Belmonte, Michael Hoskin, (2002:233)]
En el siglo V d.C., un observador situado en la Cueva de los Candiles habría podido ver en la fecha del equinoccio de otoño, a primera hora de la noche, la constelación Capricornio en el meridiano, aparentemente sobre el Roque Bentayga. Este evento astronómico, podría estar relacionado con los grabados del interior de la cueva, porque las estrellas de la constelación Capricornio forman una figura triangular muy parecida a dichos grabados y porque, como ya hemos señalado anteriormente, sabemos por las fuentes escritas y por la arqueología que los antiguos canarios adoraban a las estrellas.
Capricornio situado al sur, a primera hora de la noche del equinoccio de otoño, en época aborigen.
Fuente: SkyMap Pro Versión 11
Fotografía de la constelación Capricornio tomada por el autor.
Las estrellas de esta constelación forman una figura triangular.
No debería sorprendernos la posibilidad de que los aborígenes canarios conociesen constelaciones del zodiaco, porque es por esta franja del cielo, por donde se desplazan el Sol y la Luna, que eran sus principales divinidades astrales:
“Los antiguos observadores del cielo llegaron a percibir también que el Sol y la Luna parecen desplazarse atravesando 12 constelaciones destacadas, las que más tarde recibirían el nombre colectivo de zodiaco (véase pág. 28). Decidieron que ésa fuera la morada de las deidades solar y lunar. Había además otras cinco estrellas “especiales” que recorrían el zodiaco, y cada una de ellas se consideró la residencia de un dios. Hoy sabemos que se trataba de los planetas, una palabra que deriva del término griego para “errante”. El zodiaco era también el lugar donde ocurrían los eclipses…”.
[Robert Burnham et alii, Astronomía, Guía del Cielo Nocturno, (2005:24)]
Para finalizar, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Juan A. Belmonte, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y autor de “Las Leyes del Cielo” y “Reflejo del Cosmos”. Lo que pueda haber de cierto en esta hipótesis de trabajo, es más mérito suyo que mío.
Espero haberme acercado a la verdad y que mi esfuerzo sea útil a otros investigadores con más conocimientos, medios y tiempo que yo. Soy sólo un ciudadano de a pie, con un gran interés por la ciencia en general y por las antiguas culturas.
Bibliografía
Astronomía, Guía del Cielo Nocturno. Robert Burnham, Alan Dyer, Jeff Kanipe. 2002 Naturart, S.A. Editado por BLUME. Reimpreso en 2002, 2003 y 2005.
Canarian Astronomy before the conquest: the pre-hispanic calendar. J. A. Belmonte, C. Esteban, A. Aparicio, A. Tejera Gaspar, O. González, (1994). Rev. Acad. Canar. Cienc., VI, 133-156
Las Leyes del Cielo, Juan Antonio Belmonte Avilés. Ediciones Temas de Hoy, S.A.,1999.
Reflejo del Cosmos. Juan A. Belmonte Avilés / Michael Hoskin. Equipo Sirius, 2002.
Arte Rupestre de la Prehistoria de las Islas Canarias. Alfredo Mederos Martín, Vicente Valencia Afonso, Gabriel Escribano Cobo. Estudios Prehispánicos, 13. Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias. Dirección General de Patrimonio Histórico, 2003.
Religión y Mito de los Antiguos Canarios. Antonio Tejera Gaspar y Marian Montesdeoca Montes de Oca. Artemisa Ediciones, S. L. 2004.
Gran Canaria Prehistórica. José Juan Jiménez González. Centro de la Cultura Popular Canaria, 1999.
Guía del Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria. Javier Velasco Vázquez, Ernesto Martín Rodríguez, Verónica Alberto Barroso, Juan Carlos Domínguez Gutiérrez, José de León Hernández. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 2001.