Hoy tantos años después del genocidio fascista sobre más de 5.000 canarios, sobre más de 200.000 ciudadanos en todo el estado español, los Gobiernos, Cabildos, Diputaciones, Ayuntamientos, etc., siguen tapando los crímenes salvajes, las torturas macabras, las desapariciones masivas de mujeres y hombres, una violencia extrema que se hace difícil describir sin que nuestros corazones se estremezcan.
Toda una generación asesinada, lo mejor de nuestro pueblo, dejando un inmenso vacío, asesinando a jornaleros, maestros, abogados, médicos, catedráticos, militares fieles a la legítima República, sindicalistas, feministas, militantes de la izquierda revolucionaria, personas de bien que cometieron el gran acierto de luchar hasta la muerte por la libertad y la democracia.
Ahora cuando ya se arriman los primeros meses de 2017 ¿Quién lo iba a decir? Llegar a este “galáctico” 2000, el que cuando éramos pibes veíamos como una especie de película de ciencia ficción, el año donde los coches volarían, todas las enfermedades podrían curarse con una especie de pistola de luz.
Por suerte o por desgracia no fue así, seguimos igual de mal, ahora con móviles, Internet y redes sociales millones de niñas y niños siguen pasando hambre, solo en España más de quince millones de familias sobreviven sin ningún tipo de ingresos, hacen cola en los comedores sociales o pasan cada mes por los bancos de alimentos para no morir de inanición.
Los derechos sociales de la clase trabajadora están más pisoteados que nunca, una Reforma Laboral diseñada a la carta por la mafia de la Patronal despide libremente, hace contratos basura de horas o días para manipular las cifras del desempleo, las bandas criminales de la banca junto a la policía del régimen español sacan a balas de goma y patadas a familias enteras de sus casas, desahucian para beneficio de la criminal usura, miles de personas se suicidan, más de 35.000 en los últimos cinco años por motivos económicos, gente desesperada que no aguanta la presión del terrorismo de estado en forma de hipotecas impagadas, notificaciones judiciales siempre de parte de la delincuencia de guante blanco, despidos, abusos de poder y corrupción política generalizada.
Seguramente por esta situación caótica, donde la injusticia social inunda los barrios, pueblos y ciudadades, los políticos y jueces actuales ponen todo tipo de trabas para exhumar de las fosas comunes, cunetas, pozos y simas a estos miles de asesinados, quizá sus ideas sobrevivan bajo la cal viva, los cráneos agujereados por los tiros en la nuca, las vértebras y extremidades destrozadas por la tortura. Quizá esa luz se quiera cegar para que en estos tiempos de “izquierdas” vendidas al poder jamás se activen, abandonen la vergonzosa socialdemocracia, luchen de verdad por la liberación de la clase trabajadora.
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