Siento decepcionar a algunos, pero es así, no tengo más remedio que admitirlo: intentar cambiar las cosas desde los colectivos sociales, en Canarias al menos, no es muy viable. Quizá puse demasiada fe en la gente, o simplemente no lo hemos sabido hacer bien.
Lo cierto es que el activismo de base poco consigue cambiar sin repercusión mediática -ya ven cómo están los medios en Canarias- y sin potencia social, esto es, sin gente -mucha gente- que participe en las acciones y denuncias de la plataforma social. Esto es lo que nos viene pasando a los colectivos sociales en Canarias desde hace muchos años. Se visibilizan las injusticias, algunos se enteran, pero más allá de eso poco o nada se cambia, porque los que tienen que cambiarlo no tienen la más mínima gana de hacerlo, y al final es como toparse contra un muro de piedra en cada intento. En este punto, o sigues aún a sabiendas de lo que hay, o abandonas y te dedicas a otra cosa, o lo intentas por el único camino que queda: el político. Hasta hace unos días en esa encrucijada me encontraba, hoy ya está resuelta a favor de probar en el ámbito político a ver qué pasa, con Podemos en Tenerife, después de un leve acercamiento a los valientes de ANC, invitado por una buena amiga que fue primero.
Aquí van cinco razones que me han llevado a dar ese paso, y una más, en contra, que me mantendrá encendida la luz de alerta por si acaso.
1). En un mundo inclinado a la derecha, la solución sólo puede venir por la izquierda.
En Europa manda la derecha; Francia amenaza con la ultraderecha de Le Pen; Reino Unido abandona la UE arrastrado por los nacionalistas conservadores; en EEUU sólo podían optar entre la derecha populista y la derecha oficialista; en España, el tercer país del mundo cuyos ciudadanos ven más corrupto, la derecha, enfangada de corrupción parece perpetuarse, con una izquierda clásica (PSOE) que se suicida y abandona ese espacio. Y en Canarias tanto o más de lo mismo, con una derecha caciquil que se las ingenia siempre para gobernar con unos o con otros, con las tasas de paro y pobreza más altas de la Europa política. Miremos donde miremos, se imponen las tesis del capitalismo salvaje, de los recortes, las privatizaciones, la bajada de salarios, el trabajo basura, el trabajo esclavo, o no hay trabajo, y tampoco ayudas, educación privada, sanidad privada, y suben las rentas de capital, los inmigrantes fuera, solidariad cero, y el miedo, y el terrorismo, y se dispara el gasto militar, por obra y gracia de esa alianza maldita de políticos y empresarios. Entretanto, los sufridos ciudadanos aceptan, resignados, esta nueva esclavitud moderna, porque nos tienen casi convencidos de que no hay vida más allá de este capitalismo salvaje. ¿No te gusta? Es lo que hay, no hay más. Y bueno, con este panorama real, obligado a participar estoy en el lado débil de la balanza, y no por una cuestión ideológica, sólo por justicia, por equilibrar un poco. En esta tesitura, no hay muchos partidos de izquierdas donde elegir en España, Izquierda Unida, Podemos y poco más. ¿Por qué elijo uno y no el otro? Supongo que por ese aire nuevo, asambleario y participativo y aún en construcción que anuncian -veremos si es así-, que no parecen tener tanto en la vieja IU, más jerárquica y tradicional.
2). Una izquierda canaria con autonomía de Madrid.
La solución sólo puede venir por la izquierda, y en Canarias especialmente, por una izquierda que pueda abordar los problemas peculiares que tiene esta tierra desde la autonomía en la acción, sin sumisiones centralistas. Como dice el viejo lema altermundista: “Piensa globalmente, pero actúa localmente”, y aquí más que en ningún otro sitio, por la lejanía, por la dificultad añadida de la insularidad, y por el atraso acumulado en una región con un pasado colonial que sigue estando ahí aún no superado. Es hora de hacerse mayores de edad, hay que construir otra manera de ser canario, alejada de la que mucho han trabajado los caciques de Coalición Canaria y sus variantes, de ese isleño humilde, temeroso, acomplejado, incapaz de hacer nada sin la protección y el beneplácito del Papá Estado Español. Los canarios en la actualidad no disponemos ni decidimos prácticamente nada de lo importante que aquí sucede, y así, la riqueza llega y se va, como los turistas, pero las injusticias, las miserias, los abusos y las leyes… llegan y se quedan. En este punto, con esta idea, creo que Podemos puede ser ese partido fuerte que a la vez permite a sus diferentes regionalismos ser y hacer con libertad en base a sus diferentes realidades, como está sucediendo en Galicia, en País Vasco o en Cataluña, y ahora parecen querer también los andaluces de Teresa Rodríguez.
3). Una izquierda combativa, que no es el Sí se Puede.
Y claro está, no podíamos pasar por Podemos en Canarias sin hablar de ese hermano por parte del padre que le ha salido con el Sí se Puede. Lástima que la cohabitación no haya resultado, sólo espero que la guerra que se tienen declarada los dos partidos acabe pronto y de la manera más amistosa, por el bien de los ciudadanos que los necesitan a los dos. Al margen de esto, creo que no son tiempos de buenas maneras, los tiempos de lo políticamente correcto ya se terminaron. La gente se muere de mil miserables formas por culpa de las decisiones políticas de los que nos gobiernan, en Canarias también. En mi opinión hace falta un partido de izquierdas que sea combativo y no tenga miedo a romper las reglas e ir un poco o un mucho más allá de lo correcto. El SsP es un partido de izquierdas, cierto, y es un partido de Canarias sin sumisión a Madrid, también, y en verdad hay gente muy válida ahí dentro, pero son muy mansitos, con perdón, y eso no es lo que necesita Canarias en este momento. El SsP se abraza a Clavijo fraternalmente cuando este se despide de su alcaldía; el SsP pacta con el PP y CC en Granadilla porque interesa tocar gobierno. Y, en definitiva, el SsP, con 47 cargos electos, poco está pudiendo. Porque en política se está para cambiar las cosas, no para participar de la farsa como una comparsa más. Preguntémonos a ver: ¿han ganado alguna batalla para los ciudadanos?, ¿han conseguido cambiar algo?, ¿aprobaron alguna moción que sirviera realmente al pueblo en algún Pleno? Ellos dicen que van despacio, al golpito, poquito a poco. Pero me da que a esta velocidad para cuando tengan la fuerza suficiente no habrá nada ya que salvar en Canarias. Por eso, respetándolos mucho, creo que no son lo que Canarias hoy necesita, algo que sí puede ser Podemos. Si ellos pueden entender esto, serán buenos aliados para futuras batallas, si no lo entienden, espero al menos que no sigan insistiendo en esa guerra que nada bueno puede traer.
4). Una izquierda abierta a la gente.
Lo que hace que la gente de la calle reniegue tanto de los partidos políticos y los vea tan mal no es otra cosa que la lejanía tan grande que hay entre sociedad y clase política. De igual manera, lo que mata la acción de los colectivos sociales, en Canarias al menos, es esa misma brecha que separa a los partidos políticos de los movimientos sociales. Hay un corte, una falta de continuidad, por lo general, en las acciones y denuncias de los ciudadanos y los colectivos sociales. “La política es otra cosa”, “lleva otros ritmos”, “otras dinámicas”, “otros procedimientos”, es lo que acostumbran a decir desde el ámbito político, y sin darse cuenta se acaban convirtiendo también ellos en una clase, los alternativos, los de izquierdas, los que dicen representar a los ciudadanos más desfavorecidos. Podemos tiene los Círculos, espacios cercanos, espacios abiertos donde todo el mundo cabe, todo el mundo propone, todo el mundo puede, sin carnets, sin filiaciones, sin banderas. Desde los Círculos, estas brechas habituales entre política y ciudadanía se pueden empezar a salvar. Podemos, por esta estructura diferente en la base, puede ser el canal de comunicación y participación permante entre política y ciudadanía, sin brechas, sin cortes, sin mundos diferentes, donde el problema cercano del ciudadano que sufre pueda ser llevado hasta el político electo para ser defendido y sistematizado en busca de un cambio.
5). Una izquierda que deja atrás las mochilas de la izquierda.
El universalismo, los derechos humanos, nuestros ecosistemas, la justicia social, la utopía, todos esos valores que te mueven en busca de un mundo a años luz del mundo oscuro, cerrado, violento y bárbaro que estamos sufriendo y viviendo hoy, son valores que habitualmente ha encarnado con mayor o menos acierto la izquierda. Por eso vengo hablando desde el principio de la izquierda, una izquierda en oposición a la derecha poderosa, una izquierda canaria, una izquierda combativa, una izquierda pegada a la gente, una izquierda en el origen, por situarnos un poco en algún lado, pero nada más. Y es que ya no hacen falta las mochilas, los libretos ideológicos, el catecismo con las viejas fórmulas, el mundo que conocíamos hace apenas unas décadas ha cambiado radicalmente. Se acabó la clase obrera: la globalización, la tecnología y la deslocalización de mercados han terminado por llevársela. Por no quedar no va quedando ya ni clase media, pues hoy, somos mayoritariamente esclavos, muchos, y privilegiados, unos pocos. Este debate de superación del viejo paradigma derecha-izquierda está en Podemos, no está en cambio en otros partidos en apariencia similares ideológicamente. De modo que Podemos mejor que nadie puede ser ese espacio no cerrado ideológicamente donde confluyan todas las luchas justas que afectan a la gente, más allá de las tradiciones y los esquemas de las viejas izquierdas.
Pero, por desgracia, lo que mata a nuestro mundo, ese germen extraño que todo lo contamina, está también en Podemos, porque está en todos lados. La razón instrumental, esa que toma a todo y a todos como un medio para conseguir un fin particular, la realpolitik, los egos, los miedos, las luchas de poder, la competición permanente a la que nos lleva nuestra sociedad, las traiciones, las órdenes desde arriba, los sectarismos, las decisiones impuestas, el creerse algo por tener un cargo, los radicalismos que nos llevan a pensar en buenos y malos, en definitiva, todas esas bajas pasiones que nos han traído hasta aquí. Un día pensamos en cambiar el mundo, queremos mejorar las cosas, cambiar las políticas que hacen que las cosas vayan mal, y nos olvidamos de cambiar primero nuestras viciadas formas de relación humana. Si en Podemos son capaces de entender y practicar este primer cambio, tal vez podamos hacer algunas cosas buenas.
Entonces qué… ¿te animas?
Eloy Cuadra