Eso es lo que de momento le ha ocurrido, si nos atenemos y comparamos sus resultados obtenidos en las pasadas elecciones generales del 20-D con los recientes del 26–J.
El pacto con IU para confluir e ir juntos a éstas últimas, no le fue de utilidad y más bien al contrario, por la confusión generada en sus respectivos electorados, le sirvió como lastre, que junto a otras acciones y contradicciones, terminaron pasándoles factura con la perdida de mas de un millón de votos, aunque consiguieron el mismo número de diputados 71 que habían obtenido el 20 de diciembre separadamente.
Las causas han podido ser varias y de diferentes índoles, pero de las primeras ha tener en consideración, son las que reflejaban un descenso de aceptación de Podemos entre unas elecciones y otras. Así mismo, que su líder Pablo Iglesias, fuera junto con Rajoy el peor valorado. Si nos atenemos a esas consideraciones, de haber repetido Podemos en solitario éstas últimas elecciones, su descenso podía haber sido bastante significativo. Le salvó el pacto y la unión para concurrir en coalición (Unidos Podemos), con Izquierda Unida, aunque las expectativas creadas desde el principio les vaticinaba un buen resultado, lo mismo que prácticamente todas las encuestas aparecidas durante la campaña electoral, pero el sorpresivo resultado electoral no fue así y en consecuencia les causó una gran decepción.
El análisis que ahora se puede hacer con las referidas encuestas, es que daban la impresión de estar orientadas o mediatizadas y es que al coincidir en el ascenso de Unidos Podemos, hasta el punto de sobrepasar al PSOE (celebre “sorpasso”) y casi disputarle la victoria al PP, posibilitó que éstos volcaran su campaña contra los “malos”, “comunistas”, “populistas”, “separatistas”, “bolivarianos”, etc. El miedo a que Unidos Podemos pudiera gobernar, transmitido por el Partido Popular a los ciudadanos le dio resultado. Éstos no han sido capaces de reflexionar y llegar a la conclusión, que precisamente es el PP, quien está originando incertidumbre, malestar y miedo (más bien pánico) a través de las políticas tan injustas que está aplicando. Un ejemplo evidente es el riesgo cada vez mayor del cobro de las pensiones. Su electorado mayoritario suele ser personas mayores y es de imaginar que tienen conocimiento de las arbitrariedades que ha venido cometiendo el gobierno de Rajoy con sus pensiones, habiendo detraído de los fondos de la Seguridad Social, en los cuatro últimos años más de cuarenta mil millones de euros y dejando un peligroso activo de poco mas de 25 y cinco mil millones.
Hay que respetar los votos libremente emitidos por los ciudadanos, pero esto no debe impedir que se produzcan las reflexiones y análisis que se estimen oportunos, como ha sido el caso de que no se le haya tenido en cuenta al PP y a su gobierno, la política tan reaccionaria e injusta que han venido imponiendo y la corrupción que cada vez tiene más generalizada y extendida.
El Partido Popular supo movilizar a su electorado, incluso recuperar parte del que se le había marchado a Ciudadanos, con los mensajes y psicosis del miedo por el hipotético gobierno presidido por Pablo Iglesias. Éste es casi exclusivamente el único argumento que esgrimen los dirigentes de Unidos Podemos para justificar su mal resultado electoral. No han sido capaces de hacer autocritica y extender mucho más allá las causas y responsabilidades que originaron la abstención de muchos de sus votantes, en su mayoría jóvenes preparados inconformistas y concienciados. Las derivas y contradicciones en sus mensajes y sobre todo hechos protagonizados, han venido causando desconcierto y frustraciones entre sus simpatizantes.
Las imposiciones (dedazos) de Pablo Iglesias para elegir a los candidatos han sido muy ostentosas, igualmente los ceses como el del secretario de organización Sergio Pascual. Su hiperliderazgo está en la misma línea que la de los dirigentes que critica de otros partidos políticos. Él y muchos otros de su equipo cada vez más se asemejan a la casta que originariamente criticaban, como prueba no han denunciado (todo lo contrario, participan del mismo) al Senado, institución inútil y que más representa y acoge a la casta. Lo mismo que las diputaciones, Consejo de Estado, consejos consultivos, tribunales de cuentas, Defensor del Pueblo y sus homólogos autonómicos, etc. Son muchos miles de millones de euros que se destinan para mantener a éstas inservibles instituciones, en detrimento de otras necesidades más graves e importantes.
Podemos alcanzó en las elecciones del 20 de diciembre su máxima aceptación y lo hizo tal y como hasta ese momento era, sin tibiezas, ni “paños calientes”. Su discurso y ejemplos eran claros y contundentes y se vieron reflejados y respaldados en las urnas. Sin embargo para las elecciones del 26-J, no dudaron en atenuar y moderar sus mensajes y reivindicaciones, creando confusión y el consiguiente rechazo. De entre muchos ejemplos, no fueron capaces de denunciar a la injusta y arbitraria enseñanza privada concertada, los privilegios y el concordato firmado con el Vaticano y la reivindicación para que nuestro país sea federal y laico. Por supuesto el republicanismo ni mencionarlo, la barbaridad de las corridas de toros no cuenta para ellos. El argumento de que a los más ricos se les subiría los impuestos para que (taxativamente) “paguen un poco más” y no con arreglo a lo que tienen y ganan, describe su moderación y cambio de talante. La falta o errónea gestión desarrollada en varias de las instituciones que gobiernan, con toda seguridad también les habrá pasado factura.
Generó igualmente mucha confusión la introducción de Julio Anguita en la campaña electoral, persona muy desprestigiada sobre todo cuando hizo causa común con el impresentable de Aznar para desbancar al PSOE y las declaraciones de Pablo Iglesias renegando de su digno pasado ideológico comunista (los comunistas españoles fueron quienes más lucharon con disciplina y lealtad a favor de la II República y en contra del franquismo, para traer la democracia y la libertad) y autodenominándose socialdemócrata. Estos y otros muchos ejemplos, son los que han hecho que Podemos se haya desinflado y su futuro máxime con la acumulación de tantas siglas se presente bastante incierto. Lo malo es que los votos que han perdido y muchos más que arrebató al PSOE, no han regresado a los socialistas, quienes tienen por delante regenerarse para que vuelva a ser referente de los demócratas y progresistas que aspiran a tener un país más democrático, justo y solidario.