Nos enfrentamos, una vez más, a decisiones institucionales unidireccionales sobre uno de los recursos más fundamentales para cualquier pueblo del mundo, la tierra.
Nos enfrentamos, una vez más, en esta mentira mal llamada “democracia”, a que unos pocos, en menos de un mes, desde sus cómodos sillones decidan el presente y el futuro del modelo territorial para Canarias.
Un modelo expoliador e insostenible donde el binomio turismo-especulación quedan sumamente presentes en el Anteproyecto de Ley del Suelo planteado por el Gobierno de Canarias.
Lo lógico sería que estos planteamientos, que afectan al conjunto de la sociedad, se den dentro de un marco literalmente democrático y bajo la lupa de una verdadera participación ciudadana.
El sentido común sería, en un “mundo feliz”, que un paso tan decisivo como el que se pretende dar sea con la opinión del pueblo. Una opinión generada desde la información y la objetividad.
Lo suyo sería construir entre todo el conglomerado social un modelo sostenible y justo, resulta demencial que para esta toma de decisiones no se cuente con los viven en el entorno. Me planteo como de lastre somos para los demagogos de la política que sólo acuden a la ciudadanía en pre-campaña electoral, somos meros instrumentos que usan a su antojo y siempre en pro de sus propios intereses. Nosotros los ciudadanos no contamos en la construcción de nuestra sociedad, de nuestro entorno, de nuestra realidad más inmediata.
¿Cómo queremos que sea el modelo territorial en el archipiélago ?…
¿Hasta qué punto es beneficioso urbanizar todo el suelo, en pro de los intereses económico-políticos de una clase acomodada que vive y decide como si éste fuera su feudo propio?…
¿Cuánto daño, desempleo, pobreza… ha generado ya la especulación en las islas ?…
¿Cuántos bolsillos se han llenado a costa del sudor de otros y otras ?…
¿Acaso no hay prioridades mayores en la sociedad canaria que abordar ?…
Las cifras no engañan a nadie, de las mayores tasas de desempleo a nivel estatal, mayor desempleo juvenil a nivel europeo, mayor índice de jóvenes que no pueden acceder a la “educación pública”, mayores niveles de pobreza y de exclusión social…
Pareciera que todos estos datos no son prioridades para las instituciones, no son temas a solucionar…, pero lo son para el conjunto de la sociedad canaria que malvive y de las numerosas familias que no llegan a fin de mes.
Estamos inmersos en una espiral donde el poder y el dinero rugen feroces y donde unos pocos deciden por encima de cualquier resquicio de justicia y/o bienestar social.
Este Anteproyecto abre las puertas para un nuevo modelo de caciquismo cediendo competencias a los ayuntamientos, entre otras cosas.
Esta iniciativa nos asfixia, aún más si cabe, dentro de un sistema podrido de oligarquías y de monopolios de la tierra y el agua, dos recursos inalienables e indispensables para la supervivencia de tod@s los que vivimos en Canarias.
El boom del turismo fue un factor decisivo e impulsor en la economía canaria en el pasado reciente, pero en esta coyuntura social e histórica es un caballo de Troya declarado.
Preconizar a Canarias como exclusivo destino de sol y playa es un profundo error.
Plantear un modelo territorial como el que se pretende es “vender” nuestro suelo, “vender” nuestro pueblo a empresarios, especuladores y oportunistas.