RT.- Ante un orquestado silencio mediático en Europa, 48 años después de aquel mayo de 1968, varias de las manifestaciones organizada por los sindicatos, estudiantes y medios sociales de base, tales como movimientos Nuit Debout, terminan en enfrentamientos violentos, con manifestantes corriendo delante de agentes de policía, y arrojando piedras. La policía utiliza gas lacrimogeno.
Con sofisticadas tácticas, los manifestantes también intentaron bloquear las carreteras, y cortaron el acceso a los terminales de petróleo, para paralizar parcialmente el tráfico de la red vial, junto con huelgas a nivel nacional en una gran variedad de industrias.
La polémica reforma laboral había sido presentada por el gobierno socialista de François Hollande, en un intento por reducir el desempleo crónico del país -que se sitúa en el 10 por ciento – mediante la desregulación del mercado de trabajo.
Si bien el plan de Hollande fue rechazada por muchos, incluyendo el ala izquierda de su propio partido, las protestas se mantuvieron bajo control hasta que el gobierno invocó un artículo casi nunca utilizado de la constitución francesa, para imponer la acción legislativa sin votación en el parlamento a principios de este mes.
Desde entonces, las manifestaciones han sido casi sin parar, y los manifestantes no están amenazando con sabotear Euro 2016, el torneo internacional de fútbol que se inicia en el país en dos semanas. Contrasta el rechazo social de la reforma laboral francesa con la tibieza con que se asumió la reforma laboral del Partido Popular en España, forzada por Decreto-Ley.