La argentina conmemora un aniversario más de su primer grito de libertad, que fue realizado el 25 de mayo de 1810. La Revolución de Mayo significo la primera decisión de soberanía popular, tras la deposición del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y su reemplazo por la Primera Junta de gobierno.
La Junta revolucionaria no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte.
La declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar posteriormente durante el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816.
Otros gritos independentistas se fueron produciendo ese mismo año, en los distintos países latinoamericanos: Venezuela, 19 de abril; Colombia, 20 de julio; México, 16 de septiembre. Era el inicio de las posteriores primeras independencias que rompían definitivamente con la monarquía española. De aquellos gritos surgirán los grandes libertadores como Simón Bolívar y el General San Martin.
Esta celebración en la República Argentina se realiza en un momento muy especial, donde las fuerzas conservadoras de la oligarquía, como en aquel 25 de mayo, se colocan del lado de los intereses contarios al pueblo y los deseos soberanistas de las grandes mayorías sociales.
En el pasado las oligarquías vernáculas pasaron de ser dependientes de España, para someterse al imperio ingles y posteriormente al norteamericano.
Tendrían que pasar muchos años, hasta que Cuba declarará la segunda y definitiva independencia, el 1 de enero de 1959.
En esta última década pasada, parecía que los sueños de los libertadores se reencarnaban en Hugo Chávez, Raúl Castro, Néstor Kirchner, Lula da Silva, Evo Morales, Pepe Mujica y Rafael Correa. Eran proyectos ilusionadores. La derrota del ALCA en Mar del Plata, abría una nueva etapa en la construcción de la Patria Grande Latinoamericana. La muerte de Néstor y posteriormente la de Hugo Chávez, debilito el proyecto y el imperialismo fue dando sus pasos conspirativos y desestabilizadores en todo el continente.
La Argentina recibió un golpe duro, con el triunfo de Mauricio Macri. Ahora el golpe de Estado parlamentario contra Dilma y el acoso golpista continúo, contra Maduro y la revolución bolivariana. Todos estos elementos generan en serio riesgo para la soberanía colectiva de los pueblos de la “América profunda” como la llamaba el Che.
Algunos pronostican el fin de un periodo reformista en el continente. Lo que está claro es que el capitalismo popular, con políticas desarrollistas están condenadas al fracaso.
Las concepciones socialdemócratas solo sirven para legitimidad al propio sistema, en sus formas de explotación más salvajes.
Por ello este 25 de mayo, debe de servir para la reflexión y la autocritica en la Argentina. La década ganada fue importante, pero no avanzo. No existio un programa decidido para transformar la Argentina desde una perspectiva económica soberanista y de justicia social. La oligarquía y los dueños de los grandes medios financieros y de comunicación siguieron en manos de los mismos de siempre, en las fuerzas reaccionarias que arrastraron a las capas medias e incluso a sectores de los trabajadores, hacia el discurso dominante. Falto también la construcción de un poder popular que garantizara esas posibles transformaciones. Ahora la líder natural de los sectores populares Cristina Fernández, ha convocado a la construcción de un frente ciudadano. Yo me pregunto ¿cuál es el programa de ese frente? Y agrego ¿qué clase social motorizara esos cambios? ¿Sera la burguesía carente de una concepción nacional? o ¿serán los trabajadores como durante los dos gobiernos del General Perón, donde los “descamisados” de Evita protagonizaron los grandes cambios sociales de la Argentina.
Hoy, como ayer y como siempre. ¡Al gran pueblo Argentino salud!
Lois Pérez Leira
Analista internacional.