El III Foro Insular de Acción Social celebrado este mes en el Cabildo de Tenerife ha arrojado un diagnóstico desesperanzador sobre la situación de la dependencia: la consejera de Acción Social, Cristina Valido, definió como “deficitaria” la situación general de los recursos de la Isla para personas dependientes (mayores, menores, discapacidad, …).
Llaman poderosamente la atención las demoledoras diferencias territoriales. Para llegar a niveles de atención a la dependencia mínimamente aceptables, la Organización Mundial de la Salud recomienda garantizar servicios a un cinco por ciento de la población. La realidad tinerfeña es que en la zona Norte la cobertura es del 4,1 por ciento, en la zona Metropolitana del 2,7 y en el Sur del 1,2 por ciento. Reconociendo que el dato de la zona norte es también desalentador, me indigna comprobar cómo el Sur sigue siendo el gran olvidado y cómo el Cabildo gestiona el interés general de espalda a nuestra gente, menospreciando una realidad que parece importarle muy poco.
El citado foro abordó otras cuestiones dolorosas. Una es que, aunque no haya suficientes recursos en el Sur, el Cabildo asume su responsabilidad porque muchas personas dependientes son atendidas en otras zonas de Tenerife. Es decir, que si vives en el Sur, tendrás que perder dos horas en la carretera para ver a tus seres queridos. ¡Increíble! Y otra es que “se esperaba” la construcción de centros para dependencia en Arona y Guía de Isora. Parece que entonces la única esperanza que nos queda en el Sur, es la espera.
En el Sur la espera es consustancial a nuestra vida. A la espera de un Hospital. A la espera de condiciones de trabajo dignas. En espera de la espera se nos pasa el tiempo. Para la población sureña el paisaje es una espera continua. Es la espera agazapada para ser descubierta algún día, tras una tabaiba, como garantía de un mañana mejor.
No puedo más que indignarme por cómo se menosprecia a nuestra gente desde un Cabildo que cada día nos representa menos por el proceder de unos representantes que faltan al compromiso social por dejación de responsabilidades, aunque para el cobro de impuestos la gente del Sur sí somos ciudadanía de pleno derecho.
En nuestra sociedad desigual y machista, el 89 por ciento de los cuidados a las personas dependientes recaen sobre espaldas femeninas. La Ley de Dependencia, considerada el cuarto pilar del Estado de Bienestar, ha sido un gran logro para la autonomía de las personas y, por tanto también, para las mujeres. Pero ser mujer en el Sur es estar casi cuatro veces más discriminada, sin apenas derecho a la conciliación familiar y laboral ni al legítimo derecho al ocio y la cultura, resignándose a la espera-condena del Cabildo. Mientras tanto, nuestro Gobierno Insular plantea políticas de empleo en sectores tradicionales, aunque ¿cuántos puestos de trabajo podrían crearse si invirtiera en el sector de la dependencia y en las infraestructuras que están en espera y cuánta desesperanza sureña nos ahorraríamos? En la Unión Europea estas inversiones son ya el principal generador de empleo.
Este Cabildo tiene que comprometerse con el bienestar de la gente, reconduciendo esta grave situación para lograr mayor cohesión social y evitar el ahondamiento en una ciudadanía de primera y otra de segunda. Es hora de mirar a las personas a los ojos. Urge cambiar las ‘políticas de la Espera’ por las ‘políticas de la Esperanza’. Y para ello habrá que remover todos los obstáculos políticos que impiden una esperanza real donde el Sur también exista.
Por Julio Concepción, consejero de Podemos en el Cabildo Insular de Tenerife.