El disparate mayúsculo, producto de la ignorancia y prepotencia en que ha incurrido, encubriendo con ello una ineptitud, el Consejero de Medio Ambiente del Cabildo Insular de Gran Canaria, Juan Manuel Brito, lo demuestra con esta declaración, ante un asunto que ha despertado alarma social en Canarias, últimamente, la matanza de cabras, al decir : “la cabra es una especie invasora en las Islas y en que las batidas a tiros constituyen la mejor medida de control en espacios de difícil acceso y peligro de caída” (Canarias 7, de 16 de enero de 2016).
La cosecuencia ha sido, por tanto, la matanza de cabras guaniles, en la primera semana de abril de edte año, como repetición de otra, acontecida el año pasado.
“La importancia histórica de las cabras en la economía y cultura de las islas queda de manifiesto en el hecho de que actualmente en el archipiélago se reconocen varias razas caprinas como la Palmera, Majorera y Tinerfeña, y cruces de éstas. En el oeste de Fuerteventura existen cabras de costa diferenciadas genética y morfológicamente del resto de razas de Canarias, por lo que podrían tener su origen en los rebaños aborígenes . La ganadería caprina hoy en día es una importante actividad en el sector primario de todo el archipiélago, siendo la mayoría de las explotaciones de carácter familiar, con un censo de 262.000 cabezas en 2013. En régimen extensivo y semiextensivo los animales pasan gran parte de su tiempo pastando libremente. Posteriormente, los ganaderos, con las denominadas “apañadas”, recogen a estos animales (para someterlos a controles sanitarios periódicos, identificarlos y obtener su producto cárnico anual (baifos o cabritos, principalmente)”.
“Parte de las cabras que pastan libremente por las cumbres de las diferentes islas de forma asilvestrada desde hace generaciones (llamadas cimarrones o guaniles) proceden de estos regímenes de explotación, originándose a partir de animales que se escaparon, extraviaron se abandonaron a su suerte”. Según nos recuerda el informe y estudio científico tiitulado :”Revisión de la problemática de las cabras Guaniles en las Islas Canarias y de posibles medidas no letales para su captura y reubicación”, realizado por la Asociación de Veterinarios abolicionistas de la tauromaquia y del maltrato animal, AVATMA. Esta asociacción nos recuerda que, en relación a las medidas para la erradicación de estos mamíferos herbívoros de lugares de vegetación de valor autóctono, no está, como ha hecho, brutalmente, este Consejero,, el de contratar tiradores de la penísula íberíca española, armados con rifles de alta precisión para matar a esta fuente de alimentos saludables para el ser humano. Aconsejando la asociación, que, entre las diversas medidas que se podrían tomar, se debería hacer más hincapié en aquellas acordes a una sociedad actual que demanda soluciones ecológicas para el medio pero también éticas para los propios animales. Debiendo contar con las asociaciones de ganaderos, colectivos ecologistas, vecinos, protectoras de animales, etc.., como es normal en una sociedad participativa y democrática.
Este Consejero cabildicio tiene que dimitir o ser cesado inmeditamente. Debió contar con las asociaciones de ganaderos, colectivos ecologistas, vecinos, Ayuntamientos, protectoras de animales, que estaban, incluso, dispuestos a recogerlas, ya en “apañadas”, vallando lugares de protección sin impacto ambiental, etc… teniendo en cuenta que, “el sentir de los ciudadanos se manifiesta cada vez con mayor contundencia en contra de las matanzas con fines conservacionistas de animales considerados “invasores” continúa la. Asociación en su informe.
Los lugareños pastores conservan y utilizan una técnica que procede de los pueblos originarios de Canarias, que se llama “El Salto del Pastor” para eludir los riscos y sitios de difícil acceso, llegando a ellos con pericia y habilidad, en donde encuentran a estas cabras, reuniêndolas, para servirles de alimentos o de crear o aumentar uns explotación de ganado caprino. Y cuyos productos lácteos transformados, podrían dar lugar, por su exquisitez, a fuentes de trabajo artesanal o industrial; además, de abaratar, sobre todo, los prohibitivos y oligopolíticos precios del queso de cabra en Canarias, ante una mayor oferta. Sin perder de vista el reforzar la población de cabras en otros lugares que las necesitan para la alimentación humana.
“En concreto, y en el caso que nos ocupa, ya han existido numerosas protestas desde diversos sectores ante el exterminio letal de cabras en el archipiélago canario” (Asociación de Veterinarios abolicionistas de la tauromaquia y del maltrato animal AVATMA).