Según datos extraídos de una publicación del Huffintonpost.es a fecha de julio de 2015 el antiguo partido socialista y obrero, hoy P$OE, debía a las bandas de prestamistas usureros 64,5 millones de euros, seguidos por el Partido Popular con 40,5 millones y en tercera posición, con «apenas» 21,5 millones, el PNV.
Desde la perspectiva de ésa ficha financiera a sus espaldas, es fácil sacar tres conclusiones. La primera es que el PP tiene generosos mecenas del IBEX35 y fuentes de financiación que en billetes de 500€ ocupan poco espacio y hacen recorridos cortos en sobres. Los millones descubiertos a Luís Bárcenas, nombre clave «Luís el Cabrón» en las escuchas telefónicas, dejan los 40,5 millones de «crédito oficial» en una anécdota. La «banda valenciana» del PP encabezada por Rita Barberá -pronto «esa señora que usted me nombra»- compite con Luis Bárcenas en la clasificación interna. De los posibles sobres del P$OE y sus cuentas en paraísos fiscales no hay datos porque no les han podido probar nada todavía, aunque su «banda andaluza» ya está rompiendo moldes con el caso de los ERE’s.
La segunda conclusión es que el P$OE, la novia de todos tras los últimos comicios, no está controlado por sus «bases» ni por sus «Barones» y «Baronesas», y les importa un higo sus corrientes de opinión, sus resoluciones congresuales y sus 100 años de honradez que deben pesar como una losa. El P$OE política y financieramente está en una suerte de concurso de acreedores.
Bajo la premisa de que P$OE y PP se pusieron de acuerdo para modificar el Art. 135 de la «intocable» CE 1978 en apenas 24 horas, sin consultar a sus bases respectivas para tan fundamental giro radical del concepto de la finalidad última del Estado, y ello en el contexto de una Constitución que es «intocable» y una «línea roja» insalvable cuando conviene, las reglas de la inferencia nos lleva a otra conclusión, así, en caliente: Enemigos políticos (P$OE-PP) que se han escenificado ignorarse desde el 20-D, pronto compartirán mesa, mantel, café, copa y puro con C’s. Ellos dirán que les mueve «la salvación de España» en una escenificación tan indigna como ellos mismos, pero seguro que Ana Patricia Botín, la anfitriona ausente -pero en espíritu presente- de la reunión, se ha referido en la intimidad a ese salvífico «encuentro» con otro nombre. El contubernio de esos tres partidos patrocinados por el IBEX35 fluirá de un modo natural y traerá causa en los medios del radicalismo de PODEMOS, que es notorio que ha venido llenando los depósitos de sus scooters con petróleo de Venezuela y que persigue dejarnos sin papel higiénico, como hizo el bolivariano Hugo Chavez con sus compatriotas.
La fórmula para este menage a trois puede ser la abstención del PP para favorecer un gobierno de Rivera presidido por Pedro «el guapo», tal como insinuó lúcidamente Pablo Iglesias, o puede que se monte P.R.I. a la española, una especie de golpe de estado silente. Da lo mismo la opción que se elija porque, en realidad, en España, desde que se implantó eso que llamamos democracia, hemos tenido sucesivos gobiernos del IBEX35 presidido por la marioneta de turno de un bipartidismo tan cómodo como predecible y que, de cara a la galería, reforzaba la idea de que España era -sigue siendo- una democracia ya consolidada en la que el poder emana del pueblo como un geiser imparable, pero todo sigue atado y bien atado.
Hasta que a la luz del 15M nació el fenómeno PODEMOS, bajo la mirada asesina de IU que les acusaba de robarles sus ideas para arrebatarle su puñado de escaños. PODEMOS obligó al IBEX35 a diseñar C’s a toda prisa para recolectar la fuga de votos del PP y buscarle una pareja de baile cómoda a Pedro «el guapo». El flechazo entre Pedro y Albert fue tan fuerte que sellaron su amor político a primera vista con un sagrado contrato nupcial al que sólo se podría sumar con su abstención PODEMOS o el PP, este último como mejor le conviniese. Por la salvación de España, claro está. Todo lo demás ha sido escenificar operetas tan bufas y miserables como los argumentos de Inda y Marhuenda, o las presuntas filtraciones de investigaciones policiales sobre PODEMOS, que de un momento a otro sabremos financiado por el Estado Islámico y Zimbabwe.
Había dicho al principio que las conclusiones eran tres. Va la tercera: El dueño de esta finca es el IBEX35 y los partidos son sus medianeros.
Corolario: A la vista de lo ocurrido en Islandia tras conocerse la implicación de su primer ministro, el liberal Sigmundur David Gunnlaugsson, en los «Panamá papers», cuando el pueblo se echó a la calle al día siguiente y rodeó el parlamento exigiendo su dimisión, sólo cabe una conclusión final: El día en que España haga lo mismo y deje de salir a la calle por el fútbol, ese día, España será un país decente y sólo entonces dejará -dejaremos- de ser Botilandia.
Albert Rivera, en la època en que no tenía «nada que ocultar».
Salvo su plumero, claro.