José Manuel Rivero.- En el diecisiete aniversario del inicio de los genocidas bombardeos de la OTAN contra la población Yugoslava (Belgrado), donde murieron al menos 2.000 personas, entre ellas 88 niños, siendo secretario general de dicha criminal organización, el español, Javier Solana, se da a conocer, qué casualidad, esta sentencia del Tribunal Penal Internacional de la Haya para la antiguaYugoslavia, que condena a Karadzic a 40 años de prisión.
No hay que olvidar que, aparte de los objetivos militares e industriales, también se bombardeó por la OTAN a la población civil — viviendas, hospitales y escuelas—. Los bombardeos afectaron unas 40 mil casas, más de 300 escuelas y más de 20 hospitales yugoslavos.
El artículo del analista Rostislav Ishchenko, publicado (ria.ru) el mismo día en que se publicita la sentencia, titulado “la penúltima víctima del Tribunal Internacional”, da una serie de claves, con atinados comentarios:
“Los fundamentos de las anteriores sentencias condenatorias de los lideres militares de los serbios de Bosnia, sin Karadzic, ofrecerían serias dudas sobre su validez. Karadzic era su supervisor inmediato, el autor intelectual e ideólogo”. Su condena estaba ya dictada o se sabía de antemano.
“Al final, nadie cree, desde hace mucho tiempo en la imparcialidad del Tribunal, ya que los serbios (no sólo de Bosnia, sino también los ciudadanos croatas y serbios) y montenegrinos llaman abiertamente a los condenados, víctimas del tribunal”.
“El veredicto de culpabilidad de Karadzic era inevitable, en primer lugar porque cuando estaba siendo arrestado y llevado a La Haya, publicó los detalles de un acuerdo secreto que, en nombre de los EE.UU. concluyó un negociador de la ONU para la solución de Bosnia, Richard Holbrooke.
La divulgación de los detalles del acuerdo, que Estados Unidos no cumplieron, ha causado a Washington un doble daño daño.
Todas las víctimas potenciales de la agresión estadounidense se enteraron de que un acuerdo con ese sentido con Estados Unidos – es una trampa. Y, además, debilita seriamente la capacidad de Estados Unidos para resolver sus problemas con la ayuda de la diplomacia secreta”.
“Nadie puede decir, exactamente en qué grado influyó la exposición de Karadzic,en la decisión de Gadafi y Assad de resistir hasta el final, pero su contribución a la conciencia de la comunidad internacional sobre el hecho de que Washington sólo puede hablar el lenguaje de las armas” , es obvio.
“Además, la exposición de Karadzic mostró que, los diplomáticos estadounidenses en la oficina de las Naciones Unidas, utilizan su estatus internacional para promover los intereses de su propio gobierno.”
“Karadzic es uno de los últimos cuatro de los acusados cuyos casos siguen sin terminar.
En 2017, se espera el veredicto al general Ratko Mladic, comandante del ejército serbobosnio. El del ex viceprimer ministro de Serbia, Vojislav Seselj y ex Presidente de la República Serbia de Krajina (destruido por el ejército croata en agosto de 1995), Goran Hadzic puestos en libertad condicional por motivos de salud: ambos diagnosticados con cáncer.
Todos morirán, dada las avanzadas edades, o en la cárcel, o por enfernedad.
Después de la terminación de todos los casos y revisión de las apelaciones del TPIY, éste debe dejar de existir. Sin embargo, el Tribunal ya es un “zombi” (traducción libre del original en ruso)en este mundo.
Originalmente estaba previsto que completara la obra en 2010.
Resumiendo respecto al TPIY, es imposible evitar de pensar en el sesgo evidente de dicho tribunal”.
Debemos recordar que, con el Acuerdo de Dayton, el que firmaron el 21 de noviembre de 1995, Slobodan Milosevic, Franjo Tudjman y Alija Izetbegovic, en la base aérea de Wright Patterson de Dayton, en presencia del en aquel entonces secretario de Estado norteamericano Waren Christopher, se puso fin a la guerra en Bosnia y Herzegovina, la que duró tres años y medio.
Los lideres de Bosnia y Herzegovina, Croacia y de la República Federal de Yugoslavia, con la mediación de EE.UU., firmaron después de tres semanas de negociaciones el acuerdo conforme al cual a Bosnia y Herzegovina la constituyen dos entidades: la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska. Con dicho acuerdo el que fue rubricado tres semanas después, en Paris el 14 de diciembre de 1995, los firmantes se comprometieron a regular sus relaciones mutuas respetando la Carta de la ONU, el Acta final de Helsinki y otros documentos de la OSCE. También se comprometieron a respetar mutuamente la soberanía y resolver los litigios exclusivamente por vía pacífica. El Parlamento de la RF de Yugoslavia ratificó dicho acuerdo el 13 de noviembre del año 2001 y como uno de sus garantes señaló que no tiene pretensiones territoriales sobre Bosnia y Herzegovina y que respetará plenamente las disposiciones de Dayton.
El principal autor de dicho acuerdo fue el ex emisario internacional para los Balcanes, Richard Holbrooke, a quien se hizo entrega para el décimo aniversario de la suscripción del acuerdo, del Premio de Dayton para la Paz.