Comunicado de Turcón Ecologistas en Acción
{mosimage}En escritos remitidos conjuntamente al Cabildo Insular de Gran Canaria y al M.I. Ayuntamiento de Telde donde pide que se incoe y tramite de manera definitiva, segura y ágil una nueva declaración de BIC para Los Picachos de Telde, y además que mientras se incoa y tramita dicho documento de protección se tomen medidas preliminares de guardia, custodia y defensa del BIC.
Igualmente que estas administraciones procedan a realizar un informe económico de valoración o tasación sobre el valor real de la parcela que en estos momentos se encuentra en litigio entre propietarios y entes públicos.
En un informe minucioso los ecologistas de Turcón detallan las razones por las que hacen esta solicitud a la vez que también describen las caracteriscas del BIC a declarar y confían que después de haberlo intentado en otras ocasiones, esta sea la definitiva y que podamos celebrar que las instituciones terminan por conseguir la declaración de BIC para Los Picachos de Telde y realizar una intervención de recuperación y dignificación de tan importante hito histórico para Telde y toda Gran Canaria.
Se aporta a esta nota informativa y de difusión la totalidad del documento presentado a las administraciones referenciadas, como elemento de claridad y compromiso de este grupo que ya adelanto hace algo menos de un mes que en estas fechas realizaría la presentación institucional de la petición y la información a los ciudadanos y ciudadanas de las gestiones. Seguiremos atentos y vigilantes al trámite administrativo y ejerceremos nuestro derecho a que concluya satisfactoriamente.
Texto que se cita en la solicitud presentada:
“El yacimiento arqueológico de Los Picachos se encuentra en el casco urbano de Telde, en la zona de expansión del barrio de Los Llanos de San Gregorio, a la que ha dado nombre. Estos restos arquitectónicos como yacimiento arqueológico, están debidamente catalogados y por tanto gozan de protección legal, estando especialmente prohibida cualquier actuación que suponga daños a su conservación.
La parcela en la que se sitúa está delimitada al norte por la calle Picachos, al este por la calle 8 de marzo, al sur por dos bloques de viviendas y al oeste por la calle Juan Negrín. Dentro de la misma se encuentran además el conocido como Tanque de los Picachos, un segundo estanque más pequeño, una antigua explanada de aparcamientos y, en el vértice noreste, un solar acotado utilizado como almacén-cobertizo y depósito de maquinaria de obras. Es en este último espacio donde se encuentran los restos arquitectónicos conservados, aunque no se descarta que se puedan localizar en el subsuelo más restos arqueológicos sepultados bajo tierra.
Así los restos arquitectónicos conservados son, de oeste a este los siguientes:
Una primera pilastra, de unos 10 m de altura, de planta de tendencia cuadrangular de 2 x 2 m aproximadamente en la base, decreciente en altura. Está realizada en mampostería con mortero de cal, destacando el empleo de fragmentos cerámicos (tejas y/o formas azucareras) como calzos. En la cara oeste, en su tramo final, a unos 8 m de altura, se conserva un saliente de piedra, a modo de ménsula que probablemente serviría de apoyo para una riostra de madera. La terminación de la pilastra, en su cima, presenta un perfil irregular producto, casi con toda seguridad, de la pérdida de material constructivo en algunos de sus lados, aunque no parece que tuviese mucha más altura que la conservada.
Un primer tramo de pared, de unos 4 m de largo por aproximadamente 2 m de alto y de ancho. Este muro, aparentemente de piedra seca, sin mortero, está adosado a la base de la pilastra pero no enjarjado con la misma. Esta disposición apunta a un momento constructivo posterior, y de hecho parece responder a un cerramiento de parcelas o fincas de cultivos. Apoya esta hipótesis el hecho que esta pared se continúa al oeste de la primera pilastra hasta adosarse al estanque, con lo que se cierra el espacio por este lado. Sobre la misma se disponían en el pasado cortavientos o cerramientos de cañas, sustituidos modernamente por una pared de bloques prefabricados. Este elemento se vio seriamente afectada por el derrumbe de la segunda pilastra.
Una segunda pilastra, gemela a la anterior, apenas medio metro más baja, se levantaba, hasta febrero de 1994, unos 4 m hacia el este de la primera. Sus características técnicas eran en todo idénticas, conservando incluso una ménsula de las mismas características y a igual altura. Su remate superior semejaba estar intacto, sin mostrar pérdidas de material, lo que parece indicar que en su origen era algo más baja que la primera. Esta segunda pilastra presentaba como señal característica una grieta vertical bastante evidente, de más de 1,5 m de largo que afectaba a sus lados norte y este. Después de su desplome los materiales constructivos permanecieron in situ durante un tiempo, pero hoy ya no se encuentran en el lugar.
Un segundo lienzo de pared de unos 5 m de largo y unos 4 m de alto realizado con la misma técnica constructiva que las pilastras, es decir, mampostería con mortero de cal, y con fragmentos cerámicos reutilizados a modo de calzos. Esta pared se adosaba directamente a la segunda pilastra sin estar enjarjada con ella y presentando una sección con el mismo ancho decreciente en altura. Esta pared que presentaba importantes pérdidas de material constructivo, tanto en su remate superior como en una amplia franja horizontal a mitad de su altura, fue muy afectada por el desplome de la segunda pilastra, perdiendo su apoyo, lo que supuso a su vez su caída. No obstante, el grosor de la misma, y tal vez la forma constructiva basada en una doble pared con relleno interior posibilitó que a pesar de caerse toda la cara norte del muro, aún se conserve la cara sur, lo que su vez ha permitido poner de manifiesto esta forma constructiva.
El cubo es una construcción de unos 5 m de altura y de planta cuadrada de aproximadamente 2 x 2 m. Se encuentra insertada entre el lienzo de pared arriba descrito y otro segundo lienzo situado en el lado contrario, lo que hace que pase bastante desapercibido. No obstante, se puede apreciar una técnica constructiva idéntica a la de las pilastras reseñadas y mejor acabada que la de las paredes, con las que se adosa pero no se engarza. Esta pieza, que podría identificarse como otra pilastra tiene una característica especial en su remate superior, que es su planta circular. Ésta se encuentra actualmente rellena, pero parece haber sido originalmente hueca en su interior, al modo de los cubos de los molinos hidráulicos.
Un tercer lienzo de pared, de unos 4 m de altura y unos 2 m de largo, presenta las mismas características que el segundo tramo ya descrito, incluso con las mismas pérdidas de material en una amplia franja situada a media altura, aunque en este caso no se ha visto afectado por el derrumbe de la segunda pilastra.
Una tercera pilastra, más baja, de unos 6 m de alto, a la que se adosa el tercer tramo de pared, presenta las mismas características constructivas que las anteriores, con la salvedad que la ménsula de piedra de la cara oeste se encuentra más baja que en las pilastras anteriores. Este dato es significativo en tanto que nos indica que, aunque ha perdido algunas hiladas de piedras en el remate, esta pilastra no tenía la altura de las anteriores.
Esta concentración de estructuras restos materiales y medioambientales, son testigos de actividades humanas que tuvieron lugar en un pasado más o menos remoto. Pues bien, eso es lo que son Los Picachos, los restos de un ingenio azucarero del siglo XVI, una construcción de hace aproximadamente 500 años.
En realidad, las grandes columnas de piedra que dan nombre a Los Picachos son los pilares o pilastras de mampostería de un acueducto que traía el agua para mover el molino que trituraba la caña de azúcar. El canal de madera del acueducto no se conserva, pero no es difícil imaginarlo viendo las señales que dejaron sus apoyos en los pilares. Es más, entre los restos que se conservan todavía se puede reconocer lo que parece ser el cubo del molino.
Para entender todo esto debemos tener en cuenta que un ingenio azucarero era un gran complejo industrial donde la caña de azúcar era transformada en azúcar. Para ello era imprescindible el aporte de agua, que tenía que tener la suficiente fuerza para mover los rodillos del molino. Esta fuerza se conseguía creando un salto de agua artificial, lo que explica la altura de los pilares del acueducto. El ingenio se completaba con otras construcciones como los cuartos de calderas en los que se calentaba el bagazo o caña triturada. El líquido resultante era vertido en moldes y puesto a destilar hasta que se endurecía, formándose los "panes de azúcar", bloques de azúcar solidificada en forma de grandes "rapaduras".
Fragmentos de estos moldes para el azúcar son aún visibles entre las ruinas y en las inmediaciones, por lo que no hay que descartar la presencia de más restos enterrados en el subsuelo inmediato, en las antiguas explanadas de aparcamientos. Todo esto convierte a Los Picachos en un sitio histórico de extraordinario interés que debe ser preservado, restaurando los restos que se conservan y posibilitando el estudio arqueológico de su entorno para delimitar su alcance, para así, una vez recuperados y documentados los restos revertir este espacio a la ciudadanía como un parque público dotado de un equipamiento cultural. Es competencia de las diferentes administraciones públicas, en cumplimiento de sus atribuciones, atender a la protección del patrimonio cultural y dar respuesta a las demandas de la ciudadanía.
El 14 de febrero de 1994 se produjo el derrumbe de parte de la construcción conocida como Los Picachos. Éstos eran un referente en la historia y el paisaje de la ciudad de Telde. Desde el primer momento, y van 22 años, Turcón Ecologistas en Acción no ha cesado de reivindicar la recuperación de este emblemático sitio histórico, ante la pasividad y la inoperancia de los entes públicos. Así, a lo largo de los años transcurridos, en el aniversario del derrumbe se han convocado concentraciones y actos reivindicativos para demandar de las administraciones competentes la recuperación de este espacio. Lamentablemente, la respuesta salta a la vista, la herida sigue abierta en la memoria y en el paisaje.
Es necesario realizar una rápida intervención de reconstrucción, rehabilitación y acondicionamiento del lugar para uso didáctico; donde se den a conocer las técnicas, actividades y sus formas, incluso integrando la trama urbana llena de datos y restos históricos de esta influencia industrial del azúcar y la caña, una expresión para transmitirla, como testimonio relevante de la cultura tradicional del pueblo canario. Este conjunto arquitectónico, por su funcionalidad histórica, podría configurar una nueva oferta cultural y turística para nuestro municipio.
La primera intención de declaración de Bien de Interés Cultural fue en el año 1988 (BOC-136, 28 de OCTUBRE). Una vez incoado el expediente de BIC y pasado tres años sin una resolución para su declaración, la empresa propietaria del suelo interpuso un recurso de mora, solicitando el archivo del expediente. Entendemos está última circunstancia como una acción que demuestra el poco interés mostrado en ese momento por la protección de aquel lugar.
Por todo ello, este Colectivo tomó nueva y renovada iniciativa y realizó una petición con posterioridad, el día 12 de febrero del 2003, a la Presidencia del Cabildo, para una nueva declaración de BIC, en el contexto de las reivindicaciones por la caída del Picacho de aquel año. La iniciativa no se resolvió satisfactoriamente y en el año 2008 este grupo vuelve a remitir comunicación escrita al cabildo recordando la necesidad de tramitación, el expediente claudico ante la indiferencia e indefinición administrativa e institucional sobre el verdadero deseo de conseguir tal declaración; como se ve se suceden un cumulo de despropósitos y ante ellos no perdemos el interés ni los deseos de ver a Los Picachos de Telde como Bien de Interés Cultural.
En base a estos antecedentes, REITERAMOS y SOLICITAMOS:
Que se incoe y tramite de manera definitiva, segura y ágil una nueva declaración de BIC para Los Picachos de Telde.
Que mientras se incoa y tramita dicho documento de protección se tomen medidas preliminares de guardia, custodia y defensa del BIC.
Que igualmente estas administraciones procedan a realizar un informe económico de valoración o tasación sobre el valor real de la parcela que en estos momentos se encuentra en litigio entre propietarios y entes públicos.”