EL BAR DE PEPE
{mosimage}Joaquín Hernández.- Hace 35 años, el 23 de febrero de 1.981, estábamos con un gobierno accidental formado por el Consejo de Estado y el jefe del Estado, el rey Juan Carlos I instigador, cabecilla y salvador de la patria, del golpe de Estado que supuso el secuestro del gobierno y los diputados del Congreso español. Hoy, al igual que entonces, estamos con un gobierno provisional y así llevamos dos meses.
Esta situación, nueva y novedosa en la etapa de esta dictacracia que nos toca vivir, viene aparejada del voto electoral del 20 de diciembre, fecha en la que los ciudadanos de este país cansados, puteados y asqueados hasta reventar, decidieron mandar con sus votos al infierno a la asquerosa y nauseabunda política de gobierno de Mariano Rajoy y el Partido Popular.
La fragmentación del deseo de los españoles ha llevado a tener que pactar hasta con el diablo si se quiere gobernar. El cobarde de siempre, Mariano Rajoy, no se atrevió a presentarse, tal y como era su obligación por ser la fuerza política con más votos, a la investidura como aspirante electo a presidir el nuevo gobierno de España, Rajoy eludió la invitación de Felipe VI a dar la cara alegando que ya sabía el resultado y negó la citada investidura. Estratégicamente buscaba tiempo, tiempo para intentar convencer al Psoe y Cs que su candidatura era la mejor opción y dejaba las puertas abiertas para un gobierno de coalición, a sabiendas del rechazo absoluto de las dos formaciones políticas.
El tema es que, a fuerza de querer ser, Pedro Sánchez es el elegido para protagonizar el próximo 1 de marzo el acto de investidura del próximo gobierno del Estado Español. Para conseguir ser el 7º presidente de la transición (en España estamos de “transición permanente) se tiene que dar una serie de “resultados” que, bajo mi punto de vista, no son nada más y nada menos que irrelevantes ya que la única fórmula viable y certera para un cambio de rumbo, un volantazo al timón de éste barco a la deriva, una regeneración de la casta política es en sí mismo dejar de ser “casta” e integrarse dentro de la sociedad como uno más, con los mis privilegios, deberes y derechos que un ciudadano más y que, como servidor de la cosa pública, actúe como guardián, administrador y responsable del erario de todos los españoles.
Los votantes españoles estamos hartos de observar cómo se reúnen una y otra vez, de ruedas de prensa, de dimes y diretes, de un huevo no, el doble. Estamos cansados de ver como entre unos que dicen, otros que piden, y el otro que juega a dos bandas, la casa española está cada vez más sucia y asquerosa gracias a las constantes noticias de más bandadas de cafres, chorizos, gánster con rango de políticos importantes del PP, que siguen robando a diestro y siniestro.
La cuestión es ¿tanto pedimos los españoles para que “ellos” no puedan llegar a un acuerdo? ¿Qué es lo imposible que ha pedido y pide el pueblo soberano? Se pude definir en una frase: política social, simplemente eso, política social.
Una política que ante todo permita al trabajador garantizarle un empleo estable con un salario digno, que al mismo tiempo que sus hijos puedan acceder a una educación pública de la mejor calidad, una vivienda asequible a su poder adquisitivo, sin hipotecas basura, un sistema sanitario gratuito y universal para todos, que la justicia funcione igual para todos. Nada más que eso, y nada menos que eso: Trabajo, educación y cultura, vivienda, salud y justicia, ¿es mucho pedir a nuestros administradores, que se ocupen de eso nada más? Por lo visto es casi inalcanzable, porque todos hablan de estos 6 pilares que componen la justicia social pero todos se lo pasan por el forro de los cojones, son tan zoquetes que parece como si con ellos y sus hijos no fuera el tema. Como si vivieran en otro planeta organizan nuestra vida de forma tan alejada a la verdad que nos rodea que cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia y mucha suerte.
Aunque dicen las malas lenguas que no sirve de "na", yo creo que sirve y de mucho. Que Ciudadanos y Psoe hayan firmado un acuerdo – programa que obligue a dar pequeños pasos según PP y Podemos, pero puede que sean grandes pasos para los españoles. Reformar la constitución ya es una gran noticia, si a ello se añade la posibilidad remota de conseguir una reforma dirigida a la independencia judicial, suprimir el aforamiento de los políticos, la rebaja de firmas para una ley de iniciativa popular, la derogación de la reforma laboral del mediocre e inepto de Rajoy, para mí es un triunfo que dice mucho a favor del talante democrático y no dictacrático de Pedro Sánchez y Albert Rivera.
Sánchez e Iglesias saben que cualquier opción de un gobierno español de carácter socialista, progresista y con políticas solidarias pasa por un acuerdo “ad hoc” entre Podemos y Psoe, no hay más. Por lo tanto, insisto, deben dejar apartadas cuestiones relativamente importantes para los españoles, porque todos los españoles, incluidos vascos y catalanes, lo que les interesa. Lo realmente importante son los 6 pilares que sustentan cualquier estado, desde la muralla China hasta la Pampa Argentina son estos seis valores que son la base de todos los derechos fundamentales del ser humano.
Si no se ponen de acuerdo el pueblo les demandará haber perdido lo que puede ser el último tren a la democracia verdadera.