{mosimage}El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha cifrado en al menos 200 millones las niñas y mujeres que han sufrido la ablación en 30 países, alertando de que la cifra podría incrementarse de forma significativa en 15 años si continúa la tendencia actual. El sábado 6 de febrero el mundo conmemora el Día Internacional de Cero Tolerancia a la Mutilación Genital Femenina (MGF). Las estadísticas muestran que hay más de 200 millones de mujeres y niñas a quienes se les ha practicado alguna forma de MGF en 30 países.
El 6 de febrero de cada año voces el mundo entero se pronuncian en contra de la Mutilación Genital Femenina (MGF) para concientizar acerca de esta práctica, flagrante violación de los Derechos Humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2008 aprobó una resolución sobre la eliminación de esta práctica, en la que se subrayaba la necesidad de una acción concertada entre todos los sectores – salud, educación, finanzas, justicia y asuntos de la mujer.
Según la Organización Mundial de la Salud, “la mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección (extirpación) parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos”.
Este procedimiento no aporta ningún beneficio a la salud y es sumamente peligroso, pues puede causar hemorragias, quistes, infecciones, infertilidad y otros, en ciertas partes del mundo se sigue practicando habitualmente.
La ablación fue definida también por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como “cualquier procedimiento que altere o cause daño a los órganos genitales femeninos por motivos no médicos” esto incluye corte total o parcial del clítoris y labios vaginales y la incisión, raspado o cauterización de la zona.
La OMS calcula que hoy en día hay unas 125 millones de niñas y mujeres mutiladas en 29 países de África oriental y occidental, pero también en Asia y en determinadas zonas del Golfo Pérsico, según el último informe de la UNICEF en julio de 2013.
Esta práctica existe antes de la religión Islam pero que no es común entre la mayoría de los musulmanes; en este sentido la Organización para la Cooperación islámica que reune a 57 Estados Confesionarios de esta religión, repudia este hecho como “un acto de violencia contra las mujeres” e indicó que no se menciona en el Corán.
La OMS atribuye esta práctica a razones de convención social en algunas culturas como preparación de las niñas a la adultez y el casamiento. Se apuntó además la falsa creencia de que reduce la líbido de la mujer mermando posibilidades de relaciones premaritales o de infidelidad.
Pocos datos que se han logrado reunir explican que hay cerca de medio millón de mujeres que sufrieron esta práctica en Europa, especialmente en Reino Unido, al rededor de unos 65 mil casos (cifra de 2007).