La moción que defenderá mañana incluye un paquete de medidas para solucionar el colapso de las urgencias
{mosimage}SB-Noticias.- El Grupo Insular de Podemos en el Cabildo de Tenerife defenderá en el pleno insular de mañana la propuesta de instar al Gobierno de Canarias a priorizar la sanidad pública frente a la privada y a planificar un proceso de desprivatización paulatina que consiga en cinco años que Canarias deje de estar entre las comunidades del Estado que más recursos públicos invierte en la sanidad privada.
La consejera de Podemos Mila Hormiga denuncia que la creciente privatización del sector sanitario canario por la vía del incremento de los conciertos con la sanidad privada, “no ha supuesto un aumento del número global de camas al servicio de pacientes de la asistencia sanitaria pública, sino una clara disminución”.
Detalla que el sector de la sanidad privada controla en Canarias el 40 por ciento de las camas de agudos de la llamada red de utilización pública y que la financiación del Servicio Canario de Salud “beneficia sobre todo al negocio privado, que se ha desarrollado hasta alcanzar una media de 14,30 camas por cada 10.000 habitantes frente a la media estatal de 6,88 camas”.
Esa situación, explica, “favorece que se produzcan colapsos de las urgencias hospitalarias, con camas en los pasillos y personas enfermas esperando durante días un ingreso en planta”. E incide en que en 2014 se atendieron en Canarias 2.141.000 urgencias, un 5 por ciento más que en 2013, la mayoría de ellas (1,4 millones), en los hospitales. “O sea, baja la inversión y sube el número de pacientes, con lo que el colapso del servicio se agrava cada vez más”.
Entre los problemas de los servicios de urgencias en Canarias, Hormiga cita problemas de gestión, recorte de medios, precariedad y sobrecarga de trabajo del personal y, entre otros fallos, la excesiva externalización de servicios. Como agravante, que muchas de las infraestructuras sanitarias disponibles resultan inadecuadas por carecer de medios como, por ejemplo, rayos, mientras otras son tan antiguas que han quedado obsoletas. “Parte de esos problemas –afirma–, no necesitarían dinero para ser resueltos, sino voluntad política y una adecuada gestión de los recursos disponibles”.