Francisco Morote Costa
{mosimage}Todos los años por estas fechas, últimos días de enero, vienen reuniéndose en Davos (Suiza), desde 1971, aquellos que el insobornable periodista británico Andy Robinson llama en su libro " Un reportero en la montaña mágica ", la élite económica que hundió el mundo.
¿Quienes son?
Sencillamente los prosistema, los representantes más sobresalientes de ese 1% de la población mundial (1) que en 2016 concentra ya más de la mitad de la riqueza del planeta. Banqueros, empresarios, académicos, periodistas y políticos, alrededor de 2.500, cuyo objetivo abiertamente declarado no es otro que el de perpetuar el sistema que permite a la élite económica mundial asegurar, año tras año, el crecimiento de su propia riqueza.
Frente a ellos en Davos y en todo el mundo se expresa cada vez más el rechazo de quienes denuncian sus atropellos ecológicos, su clasismo y su desprecio de los derechos humanos, su afán de convertir las democracias en plutocracias. Los medios de comunicación sistémicos llaman peyorativamente a quienes protestan, en su inmensa mayoría pacíficamente, antisistema. Era hora ya de decir la verdad, de poner a cada cual en su sitio. Contra toda la propaganda que los sataniza el problema no son los antisistema, sino los prosistema, esa minoría exigua que pretende hacer suyo, del 1%, un planeta que por derecho tiene que ser de todos.
Solo poniendo fin al poder desorbitado de los más ricos (2), de esa minoría prosistema que nos aboca a todos a la catástrofe ecológica y a la guerra de clases más implacable y destructiva, podremos empezar a construir un mundo habitable y pacífico para las generaciones que nos hayan de suceder.
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(1) Oxfam, 2016. Informe: " Una economía al servicio del 1% ".
(2) artículos F. Morote en Attac España: " El poder desorbitado de los más ricos " y " Abatir el poder desorbitado de los más ricos ".