{mosimage}Beatriz Pérez Herández.- A raíz del cachondeito a izquierda y derecha con Diego, el bebé que fue con su madre al puesto de trabajo (de la madre), comentar queridos que las amas de casa, no precisamos liberación. Sabemos que somos lo peor; limpiamos y cocinamos de gratis. Otra cosa sería percibir salario, que digno desempeño sería entonces amén de derechos sindicales, de stress y manifestación.
Mas por el momento, decir que el mejor friegasuelos es el de Cereza en el Hacendado, sólo puede hacerlo la OCU.
Que Bescansa lleve su bebé al Congreso es más que el mío vaya en la mochila multiposición aplastado contra mí entre las bolsas del Mercadona. No hay más que ver los pringues y afeites de la Cámara Baja, sus tiritos recubiertos por unos peones analfabetos, y sus uniformes, sositos pero incluidos en la dieta de ipad y maletín.
Más bajo ha caído el delantal plástico del chino. El chino que yo sepa, ¿tendrá piojos?.
Será la frustración de verlos quinquenio tras quinquenio más guapos y altos que yo, más frustrada cada minuto que paso en el banquillo del Centro de Salud.
Mejor aún, me despido en la poltrona de la cafetería, mítico lugar tipo Rivendell pero con Ana Rosa Quintana, cruasan mixto desde donde se nos sitúa sociológicamente hablando.
Firmado: El ama de casa novata no descansa por Bescansa