{mosimage}Santiago Pérez.- Antes, cuando estaban en su apogeo, lo hacían con frialdad. Ahora con desespero.
Me refiero a esa adicción de los de ATI-CC de cortarle la cabeza a sus socios, para dejarlos diezmados y a merced de sus imposiciones.
En el principio fue Guillermo Guigou; después Ángel Llanos; recién, Cristina Tavío. Todos del PP de Tenerife. Todas las ejecuciones con la bendición de quienes lideraban el PP de Canarias, a la sazón de Gran Canaria. Y siempre, con la complicidad de la lacayería de su propio partido en la isla picuda.
Porque ATI-CC –por eso los llamo ATI– sólo pacta con la condición de que sus socios se le arrodillen en Tenerife. Porque creen que Achinech es su mayorazgo.
Ahora le toca a Javier Abreu. El mismo guión gastado: primero le ofrecen irse voluntariamente a un destino tan dorado como efímero. Y si no acepta, al patíbulo.
Conozco a Javi. Es un sobreviviente nato, de inteligencia singular, hecho a sí mismo. Hemos participado juntos en muchas singladuras. Y también peleado hasta la extenuación.
No va a ser fácil que le pongan precio. Ni tampoco que se rinda.
Pero lo que está en juego no es sólo su cabeza, sino la dignidad (una vez más, tal vez la penúltima) de los socialistas canarios. Y la de los socialistas tinerfeños.
Y, sobre todo, está en juego La Laguna, un municipio asfixiado financieramente e intervenido por el Ministerio de Hacienda hasta 2023. Esa es la verdadera herencia de Oramas: llevar al Ayuntamiento a la bancarrota ¡en tiempos de bonanza!, que los contribuyentes laguneros tenemos que sanear ¡en tiempos de crisis!
Pero, cuando se trata de perpetuarse en el poder, eso a ATI-CC qué se le importa.
Necesitan verdugos, que sólo pueden estar en el propio PSOE. Apuesto que están haciendo cola los mismos sayones que espantaron a Juan Fernando. Y algunos inútiles en Ferraz que han acabado creyendo la letanía de los Cortadores de Cabezas: que los socialistas canarios son sólo una agencia colonial.
Y a Patricia, un aviso: después irás tú. Porque les ganaste las elecciones….y porque eres chicharrera. A menos que entres por el surco y te conviertas en vasalla (de ellos y de lo que representan).