{mosimage}Cecilio Urgoiti.- Mi primera sensación cuando escribo es de disfrute, deleite que experimento al hacerlo, no pienso si me va a gustar, solo se en ese momento, que he de manifestar la idea con total credibilidad y si así ocurre, he logrado el objetivo. De verdad, pienso más en vosotros, los lectores, pero como receptores de esa verdad. Cuando desarrollo mis ideas, casi siempre maduradas con mi otro Cecilio, en mis caminatas diarias, mi primer y primordial planteamiento es que no debo hacer un culto al hermetismo, me refiero, a que lo importante en ese momento es plasmar la historia abiertamente, sin tapujos, sin manipulación y mucho menos, ser yo el protagonista, ni por tanto, el ombligo de ese relato.
Si lo que tengo que contar o decir es algo simple o complejo, escribiré o hablaré de tal manera que aquello responda a mi intención seria de la veracidad del relato y quiero que entiendan que es la verdad que tengo, es lo que decía Antonio Machado sobre ella, la verdad: Tu verdad no; la verdad / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela. Lo importante esta ahí y no voy a ser yo el que contradiga ese fundamento, no me voy a poner a escribir o hablar de determinada forma o manera, para hacerme el arduo, lo que si hago es esmerarme para que vosotros los lectores me entiendan.
Tengo que reconocer que disfruto cuando alguien se topa con mi persona y me espeta que un artículo o un libro mío le gustan. Mentiría y actuaría cínicamente, si expresase lo contrario, pero si os aclaro, que no es lo que al momento de escribir me propongo, ni me predispongo a pensar, para cerciorarme que le guste al lector. Esta forma de actuar, al hablar o escribir, sería comprometida y erraría en lo básico y fundamental, es lo que Sócrates llamaba la mayéutica, pero aplicada a tu espontaneidad y frescura de pensamiento. Leí en una ocasión que el hermetismo es una pose y facilitar las cosas es otra pose. Permítanme que sea hermético con los secretos que me cuentan como tales y totalmente abierto a la hora de enjuiciar la vida publica de los que se dedican a servir el interés público.
Jean Paul Sartre, manifestó que: “El hombre está condenado a vivir libre.” Lo que le ocurre al ser humano es, que esa libertad la va perdiendo cada vez que oculta una verdad tras una mentira. Cada día que veo pasar, escucho mentiras sobre mentiras, de tal forma que la última ha tapado la anterior, que a su vez tapó la otra más antigua. Ese encadenamiento de falsedad se da con mucha más relevancia en épocas electorales, hasta el extremo de vernos vapuleados con tanta quimera, por seres investidos de un disfraz, que invita a la opulencia y, cuando caes en esa red, sus redes, pierdes la libertad, la dignidad y dejas de ser tú.
La realidad política actual esta basada en la mentira. La añeja e interfecta socialdemocracia, ya no puede simbolizar ningún problema para este sistema de partidos que hasta ahora han sido un conglomerado, de lo que conocimos como partidos atrapatodo. El socialismo ha renunciado a ser una alternativa política, social e ideológica a lo que es esto momentos esta en auge, me refiero al neoliberalismo quedándose el socialismo en un mero recambio electoral y dejado a millones de personas huérfanas, sin saber donde colocarse, sin ubicación. Por tanto, cada día que pasa, vemos como aquellos protagonistas hoy y antagonistas mañana van cediendo paso a una única corriente que se ha impuesto a base de golpes bajos a la clase trabajadora, negándoles el agua y la sal y colocándolos en el misero ostracismo, negándoles la potestad de decidir sobre su prole y el mismo, no solo pierde el empleo y la asistencia, sino además se le lleva al silencio con mordaza y sin democracia.