EL BAR DE PEPE
{mosimage}Joaquín Hernández. Ahora sí, ahora si somos europeos, todos europeos para luchar contra el terrorismo islamita. Ahora sí que estamos todos a la par, ahora cuando han atacado el corazón de Europa es cuando nos llaman a todos a la guerra en contra de la barbarie. Ahora no importa si aumentamos el déficit por la compra de nuevo armamento, para luchar contra los terroristas del Estado Islamita. Las primas de riesgo no importan, las agencias de clasificación de riesgo pueden decir lo que quieran, el Banco Central Europeo baja a casi 0% el tipo de interés por prestar "nuestro dinero" para la adquisición de los más novedosos ingenios para salvar Occidente de la barbarie y el terror.
Ya no somos ciudadanos europeos de 3ª o 4ª categoría, somos todos iguales ante Bruselas. Pero no todos tendrán el mismo miedo, ni sentirán los mismos colores de la Unión Europea, no todos estarán cantando la Marsellesa con el mismo entusiasmo. Algunos millones de portugueses, españoles, griegos, irlandeses, italianos tienen más miedo a la miseria provocada por otro terrorismo no menos mortal y sanguinario: El capitalismo carroñero, el neoliberalismo salvaje, el Banco Central, el F.M.I. y la Sra. Merkel. No basta solo ser solidario en los atentados cometidos por los grupos de asesinos que enarbolan la bandera de Ala, también hay que serlo para todos aquellos que han sentido y sienten sobre sus espaldas el terrorismo que imponen las políticas restrictivas y represoras de Bruselas. En España han muerto, por consecuencias directas de la política económica de lo absurdo, en los últimos 4 años más de 20.000 personas, suicidios motivados por desahucios y miseria, nadie es solidario con las familias de esas víctimas, nadie declara la guerra al terrorismo del capital.
La dignidad de griegos, españoles, portugueses, irlandeses, italianos ya está hundida. ¿Nos pueden pedir solidaridad aquellos que nos han dejado en la pobreza severa, la indigencia y la perdida de los derechos básicos conseguidos a base de luchas durante siglos? La gran pitada que hicieron griegos y turcos durante el partido Turquía – Grecia en el minuto de silencio protocolario por la matanza de Paris, ha sido significativa por el rechazo que muestran unos y otros, los que están dentro y los que pretenden entrar. ¡¡Ala es grande!! Gritaban unos y los otros coreaban con una silbada impresionante. Europa se hace odiosa en todo el mundo, Europa se hace odiosa para algunos europeos que cada día se consideran más lejanos a Bruselas, más distantes al espíritu que un día, no muy lejano, nos hablaba de una unión de países europeos, donde todos al unísono trabajaríamos solidariamente, donde los alemanes, franceses, ingleses tendrían los mismo privilegios que el resto de los otros españoles, griegos, irlandeses, portugueses, italianos, polacos, rumanos, etc.
Nos han engañado, nos han decepcionado, puteado, cabreado. Hemos visto como amigos y familiares han vuelto hacer la maleta para marchar a Alemania, a Inglaterra, sabemos de qué forma son tratados. Todos lamentamos la barbarie terrorista de uno u otro bando, pero perdemos la perspectiva del problema si solo buscamos soluciones al efecto, no a la causa. Nos hablan de la Unión de los países de Europa, pero cada uno de los tres grandes hace lo que le da la gana. A espaldas de la propia Constitución Europea, del Parlamento Europeo, incoan guerras, matan en nombre de oscuros intereses, dominan y esclavizan pueblos de todo el mundo siempre que no se sometan a sus deseos. Nos desgarramos llorando y gimiendo en nuestra tierra de lagrimas, nos enorgullece las lagrimas y los llantos en otras tierras donde siempre existen las lagrimas, mala cosa esta eso del ser o no ser.