Odalys Padrón. Primera secretaria de Alternativa Socialista
{mosimage}“En este mundo no hay nada cierto excepto la muerte y los impuestos”, estas palabras de Benjamín Franklin cobran especial relevancia en momentos de crisis como los que estamos padeciendo. Aún más, si cabe, las de Will Rogers “la única diferencia entre la muerte y los impuestos es que la muerte no va a peor cada vez que se reúnen los políticos…” Y es que los españoles necesitamos trabajar unos 6 meses para cumplir con todas nuestras obligaciones tributarias.
Pagamos más impuestos que hace cuatro años pero no vemos mejoras en educación o sanidad, tan sólo vemos como se engorda cada vez más el gasto público. La fiscalidad española es de las más elevadas de Europa. Por cada 1.000 euros que cobramos, pagamos 407 euros en impuestos lo que significa que soportamos un tipo impositivo del 40,4%, cinco puntos más que la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Países como Finlandia o Suecia tienen un nivel similar de tipo impositivo pero con salarios medios unos 70% superiores a la renta media en España. La carga fiscal que soportaron empresas y familias en 2014 fue la más alta desde 1995, según datos de la Agencia Tributaria. Los españoles, el año pasado, pagamos más impuestos que nunca y eso que Rajoy prometió en época electoral que no subiría los impuestos. No ha dejado casi ningún impuesto sin subir; sin mencionar las más de 50 subidas fiscales aprobadas por las autonomías durante este período. Según los resúmenes de los impactos de cambios normativos publicados por la Agencia Tributaria correspondiente a los ejercicios fiscales de 2012, 2013 y 2014 los incrementos tributarios del Gobierno del Partido Popular ascendieron a 23.259 millones de euros. Con esos datos no es de extrañar que las rentas de las familias hayan retrocedido un 5,5% desde 2011.
Ronald Reagan decía que “el contribuyente es ese que trabaja para el gobierno sin haber pasado una oposición” y es que pagamos impuestos hasta cuando dormimos. En España existen tres niveles de imposición: estatal, autonómica y local. Unos se aplican sobre la riqueza, los impuestos directos, y otros gravan la utilización de esa riqueza, los impuestos indirectos. Dentro de los impuestos directos encontramos el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), Impuesto sobre la Renta de No Residentes, el Impuesto sobre Sociedades, el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y el Impuesto sobre Patrimonio. Dentro de los impuestos directos encontramos el Impuestos sobre el Valor Añadido (IVA), el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, La Renta de Aduanas, los Impuestos Especiales y los impuestos locales como el Impuestos sobre Bienes Inmuebles (IBI), el Impuestos sobre Actividades Económicas o el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica.
Hagamos un cálculo aproximado de cómo afectan las cargas impositivas a una nómina utilizando información que se ha publicado en las redes sociales. Una empresa destina 2.000 euros mensuales para contratar a un empleado. De los 2.000 euros el Estado se lleva 511.35 euros en cotizaciones de la Seguridad Social y contingencias comunes con lo que el salario bruto será de 1.488,65 euros al mes. Ahora restamos la retención sobre la renta que son 166,28 euros, las cotizaciones de la Seguridad Social que son 69,97 euros en contingencias comunes y 24,56 euros en formación y desempleo. Con lo que el salario neto será de 1.227,84 euros, esto es lo que van a ingresar al asalariado en su cuenta bancaria. El Estado se queda con 772,16 euros. Pero eso no es todo porque de los gastos que el asalariado tenga también el Estado percibirá dinero. Por ejemplo si paga 450 euros de hipoteca tiene una casa que le genera un IBI de 27 euros mensuales, 65 euros de luz, de los que 37 son impuestos, 20 euros de agua, de los que 2 euros son impuestos, 54 euros de telefonía e Internet, de los que 12 euros son impuestos, 120 euros de gasolina, de los que 70 euros son impuestos, también paga impuesto de circulación que son unos 10 euros mensuales, se gasta al mes 200 euros en comida, de los que 14 euros son impuestos, 180 euros en ocio, de los que 33 euros son impuestos, 60 euros en tabaco, de los que 49 euros son impuestos y además paga 31,84 euros de gastos comunitarios. En total los impuestos que gravan al consumo y bienes que posee ascienden a 254 euros mensuales. En total el Estado recauda mensualmente 1.026,16 euros, o sea, más del 50% de lo percibido por el asalariado.
En relación a estos datos no sorprendería que el eslogan del Partido Popular en las próximas elecciones fuera “tenemos lo que hay que tener para quitarte lo que tienes” porque siguen empeñados en desvirtuar la realidad utilizando la confusión con frases como “España es uno de los países con menor presión fiscal de la UE”. La presión fiscal es el cociente entre los ingresos impositivos totales, incluidas las contribuciones a la Seguridad Social, o sea toda la recaudación tributaria, y el Producto Interior Bruto (PIB). Se trata de un dato macroeconómico que depende sobre todo de la actividad económica del país y no tanto de la bajada o subida de impuestos. Una reducción de la presión fiscal no es equivalente a la disminución de impuestos. El dato que refleja el esfuerzo que supone para los contribuyentes la fiscalidad en la renta per cápita de los ciudadanos, o sea, el porcentaje que va destinado al pago de tributos de lo que se gana es el esfuerzo fiscal. Afecta de manera directa al bolsillo del los ciudadanos. El esfuerzo fiscal de las familias españolas es un 29% mayor que en la OCDE. Somos uno de los países en los que mayor esfuerzo fiscal realizan sus ciudadanos. El salario bruto medio español es inferior en un 35% al francés y británico y un 85% menor que el alemán. Subir impuestos genera un incremento del esfuerzo fiscal pero no aumenta la recaudación, para ello se debe aumentar el Producto Interior Bruto mediante medidas que fomenten el consumo y la producción.
Como Licenciada en Ciencias Físicas soy una entusiasta del método científico y tras cuatro años de legislatura he podido constatar la veracidad del axioma pronunciado por Rajoy, estando en la oposición, acerca de la subida de impuestos “subir los impuestos hoy significa más paro y más recesión y darle una vuelta de tuerca más a la maltrecha economía de las familias y las empresas” y no olvidemos que también decía “subir los impuestos es darle una puñalada trapera a la clase media por la espalda”