{mosimage}SB-Noticias-. Tal y como dispone la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en su art. 14.11 "la implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo y su fomento en la totalidad de las relaciones sociales, culturales y artísticas", puesto que hemos detectado que las normas están siendo aprobadas con un lenguaje sexista. Adjuntamos la propuesta.
Estimado Sr. Rector:
Las políticas de igualdad han contemplado la importancia del lenguaje no sexista, hecho que,
desde los estudios de género, siempre se ha considerado como fundamental para el paso a una
sociedad igualitaria.
La lengua es un vehículo de pensamiento, de expresión de un comportamiento ante diversas
actitudes, entre las que se encuentra nombrar en masculino basándose en normas gramaticales
exclusivamente, sin permitirle al lenguaje que evolucione de acuerdo con la sociedad. Es por lo
tanto necesaria una política lingüística donde no tenga cabida el sexismo, que sirva de refuerzo
para consolidar la igualdad entre mujeres y hombres, haciéndola visible lingüísticamente y siendo
portavoz de la transformación social, jurídica, política y económica del momento que nos ha
tocado vivir. Lograr que los textos con lenguaje no sexista sean habituales implica una
preocupación por las personas, además de ser un vehículo de formación en la igualdad, y
permite visualizar los avances de las mujeres dentro de la sociedad, al exigir que éstos se
contemplen y se reflejen en la lengua.
Muchas y muchos consideramos dicha necesidad lingüística importantísima, como lo fue para las
políticas de igualdad desde los foros internacionales y europeos. Las referencias normativas
actuales se encuentran en la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva entre mujeres y
hombres, cuyo art. 14 estipula que, entre otros, serán criterios generales de actuación de los
poderes públicos, “la implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo y su
fomento en la totalidad de las relaciones sociales, culturales y artísticas”.
La importancia de utilizar el lenguaje no sexista es, si cabe, mucho mayor si nos situamos en el
ámbito universitario abarcando no solo al lenguaje administrativo, sino también al de toda la
comunidad universitaria. La razón es simple y de hondo calado: somos un espejo en el que se
mira la sociedad, formamos a quienes habrán de formar, y tenemos que ser conscientes de que
nuestro lenguaje habrá de ser vehículo de concienciación social, que impulsará un mayor
entendimiento entre mujeres y hombres, sabiendo que, además, una de sus funciones es la
construcción de la identidad.
Por tanto, el lenguaje es la base cultural de toda sociedad y es el instrumento a través del cual
las personas transmitimos los pensamientos, y la comunicación es el elemento que más influye en
la formación de los valores, comportamientos, tradiciones, etc. Mientras nuestra comunicación
siga haciendo invisibles a las mujeres y nuestra publicidad presentándolas como subordinadas,
no conseguiremos conformar una sociedad en la que la igualdad de derechos y oportunidades
sea real.
Desde el grupo claustral ACE, solicitamos la erradicación del sexismo en el lenguaje y el fomento
de la comunicación incluyente y no discriminatoria mediante la elaboración y aprobación de un
reglamento que esperamos sea una referencia no sólo en el seno de nuestra comunidad
universitaria, sino también para toda la sociedad, un reglamento marco que deba ser observado
antes de la elaboración de cualquier texto, norma o acuerdo.
Las políticas de igualdad han contemplado la importancia del lenguaje no sexista, hecho que,
desde los estudios de género, siempre se ha considerado como fundamental para el paso a una
sociedad igualitaria.
La lengua es un vehículo de pensamiento, de expresión de un comportamiento ante diversas
actitudes, entre las que se encuentra nombrar en masculino basándose en normas gramaticales
exclusivamente, sin permitirle al lenguaje que evolucione de acuerdo con la sociedad. Es por lo
tanto necesaria una política lingüística donde no tenga cabida el sexismo, que sirva de refuerzo
para consolidar la igualdad entre mujeres y hombres, haciéndola visible lingüísticamente y siendo
portavoz de la transformación social, jurídica, política y económica del momento que nos ha
tocado vivir. Lograr que los textos con lenguaje no sexista sean habituales implica una
preocupación por las personas, además de ser un vehículo de formación en la igualdad, y
permite visualizar los avances de las mujeres dentro de la sociedad, al exigir que éstos se
contemplen y se reflejen en la lengua.
Muchas y muchos consideramos dicha necesidad lingüística importantísima, como lo fue para las
políticas de igualdad desde los foros internacionales y europeos. Las referencias normativas
actuales se encuentran en la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva entre mujeres y
hombres, cuyo art. 14 estipula que, entre otros, serán criterios generales de actuación de los
poderes públicos, “la implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo y su
fomento en la totalidad de las relaciones sociales, culturales y artísticas”.
La importancia de utilizar el lenguaje no sexista es, si cabe, mucho mayor si nos situamos en el
ámbito universitario abarcando no solo al lenguaje administrativo, sino también al de toda la
comunidad universitaria. La razón es simple y de hondo calado: somos un espejo en el que se
mira la sociedad, formamos a quienes habrán de formar, y tenemos que ser conscientes de que
nuestro lenguaje habrá de ser vehículo de concienciación social, que impulsará un mayor
entendimiento entre mujeres y hombres, sabiendo que, además, una de sus funciones es la
construcción de la identidad.
Por tanto, el lenguaje es la base cultural de toda sociedad y es el instrumento a través del cual
las personas transmitimos los pensamientos, y la comunicación es el elemento que más influye en
la formación de los valores, comportamientos, tradiciones, etc. Mientras nuestra comunicación
siga haciendo invisibles a las mujeres y nuestra publicidad presentándolas como subordinadas,
no conseguiremos conformar una sociedad en la que la igualdad de derechos y oportunidades
sea real.
Desde el grupo claustral ACE, solicitamos la erradicación del sexismo en el lenguaje y el fomento
de la comunicación incluyente y no discriminatoria mediante la elaboración y aprobación de un
reglamento que esperamos sea una referencia no sólo en el seno de nuestra comunidad
universitaria, sino también para toda la sociedad, un reglamento marco que deba ser observado
antes de la elaboración de cualquier texto, norma o acuerdo.