EL BAR DE PEPE
Joaquín Hernández
{mosimage}Yo les puedo asegurar que el ansia de cambio es tan profunda, y el hartazgo de la gente es tan grande que cualquier persona que promueva un partido político es, potencialmente, un diputado o senador y por lo tanto tiene asegurado su escaño en el Congreso o el Senado de España.
La fragmentación del mosaico político español está servida, para bien o para mal en las elecciones del 20 de Diciembre de 2015 los partidos “emergentes” van a tener un protagonismo especial y específico, sin embargo no todo será un camino de vino y rosas.
Podemos, el partido que dicen fue creado en la Universidad Complutense de Madrid y yo digo que fue promovido por los miles de indignados de aquel glorioso 15-M, que aprovechado por un par de individuos que vieron como le ponían a huevo el salto a la política española y europea, no dudaron en aceptar “tamaña responsabilidad” y arrear con las consecuencias de “servir al pueblo soberano”, se desinfla como un globo.
Pablo Iglesias, Monedero e Iñigo jamás pensaron en la posibilidad de tener el éxito que obtuvieron en las urnas en las elecciones europeas, es más no solo ellos no creían en su éxito, tampoco las otras fuerzas políticas le daban mucho crédito incluso manifestaron en más de una ocasión que era un “chiringuito montado por dos pinches de cocina y un friegaplatos”. El éxito de los tres mosqueteros viene dado a lo que todos sabemos, un discurso del pueblo, hecho para el pueblo, un lenguaje sencillo con un marketing planeado en base de un menú muy concreto: “Sabemos lo que usted necesita y estamos dispuestos a dárselo si confía en nosotros”
No, no es nada difícil acertar, dar en la diana de la mente del ser humano, cuando te conviertes en el solucionador de todos sus males; ¿Quiere una mejor sanidad pública? ¿Quiere un empleo estable con un sueldo digno? ¿Quiere terminar con los desahucios? ¿Quiere una educación bilingüe y publica con libros de textos gratuitos? ¿Quiere que implantemos el salario social mínimo? “Usted pida y nosotros le daremos, no importa nada, somos capaces de todo y más, estamos aquí por ustedes que es el pueblo realmente soberano, renegociaremos la deuda y haremos una quita del crédito ilegal, y al mismo tiempo pediremos una bajada de intereses de la deuda soberana. Si hace falta saldremos de la zona euro, PODEMOS puede y sólo nos importa usted”.
Como comprenderán, queridos lectores, a nadie le amarga un dulce y si además de conectar con el sector más puteado por el bipartidismo como es la juventud, conecta con los 6 millones de parados más los 8 millones de personas en pobreza severa, más los otros 2,5 millones en riesgo de exclusión social y los 20 millones bajo el umbral de la pobreza, el potaje está servido.
Lo que ocurre es que a estas alturas y después del caminar de Iglesias y su sequito ese pueblo soberano al que se refiere en su discurso acaba perdiendo la confianza y cuestionándose tanta promesa. El caso griego no es extrapolable al asunto español, los griegos perdonaron la traición de Tsipras, ¿perdonaríamos los españoles una aptitud idéntica a la del griego? Tsipras traicionó a su pueblo, engañó a su gente cuando más necesitaba de sus promesas. Ahora los pueblos de Europa nos preguntamos si Pablo Iglesias va a seguir los pasos de su colega en Grecia, digo los pueblos de Europa porque la mayor parte de los europeos veíamos el “experimento griego” como una fórmula ideal para el cambio de la política económica absurda de Angela Merkel, al mismo tiempo parar la hegemonía de Alemania en la U. Europea. El fracaso y la rendición de Tsipras aceptando de rodillas las condiciones impuesta por la Troika y Heil Merkel defraudaron a millones de españoles que veían en la figura de Pablo Iglesias a otro Tsipras el griego.
Con Pablo Iglesias hemos llegado a la contradicción perfecta, igual estaba de acuerdo con su colega griego cuando estaba en pie de guerra contra Heil Merkel, igual comparte la pipa de la paz con Tsipras y abraza su doctrina de sumisión pacifica a los deseos de la troika.
La primera en la frente se la dieron los andaluces en las autonómicas andaluzas, Susana repitió y Podemos se quedó muy por debajo de las expectativas de preveía Iñigo Errejón. En las elecciones de mayo pasado no se consiguió más de lo esperado, Carmena ganó en Madrid, y Colau en Barcelona, ninguna de las dos representa a Podemos, victorias complicadas en algún municipio que otro y mucho fraude a las bases del partido en Canarias, Aragón, Andalucía etc., el sector crítico de PODEMOS advierte del desánimo entre las bases por la deriva del proyecto de Podemos "hacia la conversión en una maquinaria de guerra electoral, con un discurso ambiguo y timorato, una escasa democracia interna y una derechización del programa político", que ha llevado "a la caída de la participación en los procesos de elección y el paulatino desinflamiento de los círculos, a la vez que no deja de caerse en las encuestas".
Las últimas elecciones en Cataluña evidenciaron este deterioro del proyecto Podemos en la sociedad española, que Pablo Iglesias no le eche las culpas del batacazo catalán al pregonero, ni el abuelo fuma ni el nombre con el que asistieron a la convocatoria no se sabía que era PODEMOS.
El globo se desinfla y se quedará, si Dios no lo remedia, en una cometa al pairo en el cielo de España. La incongruencia en la aptitud y actitud con la masa de simpatizantes de PODEMOS traerá consecuencias funestas para todos. En el fondo PODEMOS se ha convertido en un partido al uso, en más de lo mismo, en “casta” nueva pero al fin y al cabo en “casta”.
¿Quién puede creer a un individuo que, al igual que coge el hacha de guerra para combatir al lado de los griegos contra el dominio alemán, se pone de rodillas, fuma la pipa de la paz, y acobardado abraza al traidor de Tsipras comprendiendo su bajada de pantalones y sumisión a Heil Merkel?
Quizás no sea el momento para darles el voto de confianza a PODEMOS, quizás sea el momento de que se dejen de frases, de palabras que queremos oír y nos digan de una vez por todas toda la verdad y nada más que la verdad, donde estamos y que podemos hacer para salir de esta situación. Muchos conjuros a Manitú tendrá que hacer Iglesias, Monedero y Errejón si quieren llegar a la Moncloa.