Armando Marcos
{mosimage}Leo en el periódico El Mundo: "Bruselas mantiene que España incumplirá el déficit en 2015 y 2016 y pide continuar con las reformas". Pero, ¿no decía Rajoy que "la crisis en España es una cosa del pasado"? Lo surrealista de esta España engañada que vive en permanente ficción de espalda a la realidad, es que la mayoría de los ciudadanos siguen gastando más de lo que ganan.
Lo grotesco y dramático es que esos mismos ciudadanos son los que llenan bares, restaurantes y terrazas. Son los mismos que no tienen en sus neveras comida suficiente para darles de comer a sus hijos. Son los mismos que no pagan sus deudas contraídas. Los mismos que no les importa cómo van los estudios de sus hijos. Los mismos que piden un préstamo al banco para comprar un abono para ir a ver a la UD Las Palmas y al CD Tenerife, en vez de invertir ese dinero en sus hijos en clases de idiomas. Los mismos que conducen los mejores coches y a ser posible los más caros. Los mismos que utilizan el subsidio del paro para practicar economía sumergida. Los mismos que volverán a tropezar en la misma piedra del fracaso económico que España maquilla con cifras adulteradas y transitorias y con declaraciones de Rajoy y sus ministros que, lejos de pedirle a los españoles prudencia, austeridad y sentido común, se dedican a mentir vendiendo una España virtual que vive un sueño imposible.
El Gobierno anima a los españoles para que consuman mucho, llenen los hoteles y no ahorren. Y para colmo, se nos repite cada día en tono patriótico que "vivimos mucho mejor que hace dos años". Todo ello, claro está, sin nombrar para nada a esos cinco millones de parados que, para este Gobierno, no son personas. Solo son números que se irán borrando con el paso del tiempo. Números de carne y hueso sin esperanza de encontrar un trabajo digno y condenados al olvido.
Soy optimista y huyo de los mensajes y análisis catastrofistas. Y es cierto que hay que levantarse con optimismo y con ilusiones renovadas. Pero no podemos autoengañarnos llevados por el corazón y no por la cabeza. En España se habla mucho y se piensa poco.
Los falsos mensajes de una recuperación económica virtual no resuelve el problema del paro. Pues, mientras hayan cinco millones de españoles sin trabajo, seguiremos viviendo al borde del precipicio. Es decir, según la receta de Mariano Rajoy: "Pan para hoy, y hambre para mañana"… ¡Pobre España!