{mosimage}Primero los generales y después los efectivos humanos con sus máquinas de guerra. Los mandos de la OTAN han decidido jugar a la guerra en España con las mayores maniobras militares por tierra, mar y aire de los últimos veinte años. Los generales y sus estados mayores empiezan este 3 de octubre la fase de creación y desarrollo de la estructura de mando, que se desarrollará hasta el día 16, y una semana después comenzará, el dia 24, el baile de combatientes y artefactos de guerra (incluidos los drones de reconocimiento) en el que participan más de 30.000 efectivos de 30 países y terminará el 6 de noviembre. España aporta ocho escenarios bélicos y unos 8.000 militares.
Esa seguridad contrasta con la guerra civil en Siria y la inoperancia de la OTAN para evitar las matanzas de la población civil perpetradas por el tirano Al Asad. También con la supuesta incapacidad de la inteligencia aliada para prever el éxodo de los cientos de miles de refugiados de guerra que han colocado a las instituciones de la UE y los gobiernos europeos que la integran ante el espejo de su incapacidad y renuencia humanitaria. Con todo, la agilidad militar española para para acoger a los más de 20.000 efectivos que participan en el ejercicio está siendo irreprochable.
Las maniobras −fuentes militares consultadas admiten que son un paso previo imprescindible para poner pie en tierra en Siria si fuese necesario−, se desarrollan en 16 escenarios distribuidos en España, Italia, Portugal y en aguas del Atlántico y el Mediterráneo. Los 20.000 combatientes se concentrarán en Zaragoza (centro de Adiestramiento de San Gregorio), donde se han dispuesto los contenedores e instalaciones complementarias; Almería (Campo de tiro y maniobras Álvarez de Sotomayor); Cádiz (sierra del Retín) y Chinchilla (Albacete). Los cazas aliados y otras aeronaves utilizarán las bases aéreas de Torrejón, Zaragoza, Albacete y Son San Joan (Palma de Mallorca).
La Armada española participa con unos 2.700 militares, 12 buques de superficie, un submarino, cuatro helicópteros y dos aviones. La Fuerza Aérea interviene con 31 aviones y unos 500 militares y el Ejército de Tierra se implica con unos 5.000 combatientes, media docena de helicópteros de ataque y transporte, 23 carros de combate y un centenar de blindados medios. Los contendientes utilizarán esos aviones no tripulados de exploración y bombardeo, los drones que, a la par de los satélites, pasan por ser el último grito tecnológico del complejo industrial-militar.
El objetivo oficial de las maniobras consiste en conocer y certificar la capacidad de la Fuerza de Respuesta de la OTAN, lo que equivale a evaluar su preparación técnica y su alta disponibilidad para desplegarse en un periodo corto de tiempo donde sea necesario. El mando de las operaciones se realiza desde la base estadounidense de Norfolk, y la dirección de los simulacros bélicos corresponde al mando aliado conjunto, con sede en Brunssum (Holanda). Los mandos nacionales de España, Alemania, Reino Unido, Canadá, Holanda, Italia, Portugal y Bélgica serán responsables del cumplimiento de los ejercicios.
Sobre el coste para España de estas maniobras Trident Juncture (en referencia a la intervención conjunta de las fuerzas terrestes, navales y aérea), el Gobierno ha hecho honor a la transparencia y, de momento, se ha negado a contestar al diputado de Izquierda Plural Álvaro Sanz Remón. De este modo, mientras Defensa destina unos 140.000 euros en subvenciones para fomentar la “cultura de defensa”, se impide a los ciudadanos adquirir un criterio riguroso, por comparación, sobre el gasto en acoger refugiados de guerra y en preparar la guerra propiamente dicha, máxima expresión de la desdicha y del fracaso de la política.