Jerónimo Barrera. Delegado de Ausbanc en Canarias
{mosimage}Este título trae causa de lo que pienso y lo defino así, en base a muchísimas experiencias ajenas que he vivido muy de cerca en busca de soluciones que aliviaran los estragos causados por la banca. Ellas se han ido plasmando en mi memoria como usura, atraco, atropello, estafa, engaño, manipuleo, hurto, daño intencionado, aprovechamiento injusto y, sobre todas, el ensañamiento.
Intentaré sintetizarlas en un lenguaje nada doctrinal, para que cualquier persona que lea este comentario pueda entenderlo y sacarle el mayor provecho posible, por lo que va dirigido a dignos comerciantes, industriales, autónomos, negociantes, obreros, estudiantes… seres humanos todos. Consciente de que existen especuladores, estafadores, los que no pagan impuestos y también, sobre todos ellos: los banqueros luciferinos.
Sabiendo que están ahí, es muy importante no mezclarse con ellos porque –en su mayoría– son estrictos especuladores sin alma, que sólo tienen dinero para comprar lo que no tiene precio y que están poniendo en peligro a toda la Humanidad.
Estamos advertidos de los riesgos que encierra el sistema financiero actual y el de antaño… y si no, prestemos atención a parte de lo que dijo en 1802 el presidente norteamericano Thomas Jefferson: “Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate” (…) privarán a la gente de toda posesión (…) hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.
En suma, dándoles valor de profecía a las palabras del extinto presidente y en sintonía con las deplorables actuaciones bancarias, tenemos que decir –debido a tanto necio revanchismo ideológico, como a la falta de regulación del sistema financiero– que el mundo, si no se producen cambios, está abocado al caos.
Por lo tanto, desde estas líneas, apelo a los que ostentan poderes que recapaciten sobre la reglamentación jurídica actual, provista de jueces capaces de dictar sentencias ejemplarizantes con penas de cárcel y reparación del daño… contra las personas físicas que roban, atracan, estafan… A éstas se las condena para que no vuelvan a reincidir en esos delitos. Pero… ¿qué pasa con la banca?
Por favor, reflexionen los que tienen en sus manos las riendas de un buen gobierno, porque son ustedes los que tienen que poner coto a la política especuladora de la banca; porque se está valiendo de ustedes para lograr sus diabólicos objetivos; y, de esta forma, llegará un día en que el mundo será suyo. Y no me llamo Thomas.
Les ruego que actúen de inmediato, incluyendo en los códigos penales de todo el mundo el ‘ensañamiento bancario’. Delito que causa daño intencionado para la obtención de beneficios y que afecta tanto a naciones y pueblos como a familias y ciudadanos, que derrama sangre y lágrimas por doquier. Porque es, cuando menos, antisocial e inhumano.
Muévanse rápido, porque hay intereses económicos que se sienten muy cómodos ante la situación actual y esta sociedad está totalmente bancarizada. Porque la banca (Lucifer) está en todas partes y está gobernando al mundo –a su estilo y a su antojo, no al de ustedes, por si no lo saben– por medio de la bolsa.
Como cierre de este pequeño artículo –debido a que he estado generalizando– debo precisar que no me he referido a todos los bancos y mucho menos a todos sus trabajadores, y sí a la banca en su conjunto. Lamentablemente, cada cual puede percibir en su interior las diabólicas notas de esta inacabada sinfonía y recapacitar lo que les sea permitido en conciencia, sin ningún problema ni impedimento alguno, porque siempre se quedaran cortos.