Aboga por ir reconstruyendo la sociedad desde abajo, paso a paso, cambiando la forma en que nos relacionamos, intentando no seguir los dictados del poder
{mosimage}{mosimage}Audio de la entrevista
SB-Noticias/Luis Selma.- Ainoha Ezeiza, profesora-investigadora del Departamento de Didáctica de la Lengua y de la Literatura en la Escuela Universitaria de Magisterio de Donostia, pasó por los micrófonos de Radio San Borondón para hablar de antropología, participación, desempoderamiento, construcción de un mundo sin poder, de autonomía y autogestión, con ocasión de los talleres de desempoderamiento que se están realizando en Tenerife.
Explicó que se trata de un encuentro dentro de las Jornadas Internacionales de Desempoderamiento que se han venido realizando desde junio de 2015 en Colombia, Andalucía, Navarra, México y para cerrar en Tenerife, con el objetivo de buscar herramientas que nos permitan otra forma de trabajar juntas y de construir colectivamente.
Ezeiza señala que lo fundamental es fijarse en que además de los grandes focos de Poder con mayúsculas, existen cotidianamente entornos privados en los que a diario ejercemos ese mismo poder y se pretende invertir el sentido de acumular poder en su sentido inverso de hacer dejación de ese poder, de repartirlo, de cambiar verticalidad por horizontalidad, se trata de trabajar la cotidianeidad desde las culturas populares, la construcción y reconstrucción colectiva desde los saberes tradicionales.
La especialista en didáctica y docencia explica que la dinámica de las jornadas se establece más que como charlas ,como diálogos abiertos a las diferentes formas de participación libre, sin un horario estricto de comienzo o fin, ni un programa preestablecido, pero enfocado en el ilusionismo social, el poder y el enfoque en relación al poder, siempre teniendo en cuenta los temas de interés de la gente que asista. Es más una puesta en común sobre las cuestiones que nos preocupan y ocupan, enfocado a lo inmediato, a las relaciones diarias entre vecinos y allegados, en las compras, en la familia, es una búsqueda común de formas de lucha colectiva contra el poder pero no desde la óptica de luchas de poder contra poder, sino de forma horizontal, más que orientado a las grandes empresas de futuro o de cambio radical extenso.
Sobre la democracia el método que propugna Ezeiza no entra en los planteamientos sobre un modelo determinado a seguir, se aboga por ir construyendo y reconstruyendo la sociedad desde abajo, paso a paso, cambiando la forma en que nos relacionamos con nuestros semejantes, intentando no seguir los dictados del poder e ir descubriendo caminos de relación diferentes a los impuestos socialmente, a los establecidos desde arriba, libres de las posibles ataduras del poder; a partir de ahí la sociedad se va organizando al margen de las instituciones desde lo particular y lo colectivo, cada una aportando desde su aspecto personal, que se pone en valor cuando se practica en común, una participación abierta a todas y en este sentido quiere hacer mención expresa al concepto de disenso como oposición frontal a consenso, acuerdo o votación, como una pieza clave en todo el entramado contra las diferentes formas de ejercer el poder.
Para la transformación, considera muy importante el trabajo a partir de las escuelas, matiza que educación no significa tener títulos, quizás la gente que viene del entorno académico, entre las que se incluye, presenta ciertas reticencias, nos mostramos ciegos, en ocasiones, a otros saberes que provienen de entornos populares, la gente no tiene que estar educada para saber participar, suele pasar que la gente con menos formación académica, la gente que no ha ido tanto a la escuela sabe colaborar mucho mejor y sabe darse cuenta de cuáles son los vecinos que necesitan algo, se trata de potenciar aquellas cosas que ya estamos haciendo y son muy valiosas, en lugar de despreciarlas diciendo que son tonterías o no valen para nada.
Sobre el voto en las elecciones, Ezeiza le quitaría importancia, comenta que es algo accesorio que ocurre una vez cada cuatro años y sólo se vota a las papeletas que una se encuentra, lo importante está en lo que sucede en el día a día, que es lo que influye en nuestras vidas y en las vidas de los que tenemos a nuestro alrededor, prestar atención a las relaciones normales que suceden continuamente, se trata un poco de cambiar nuestra disposición a oír, a escuchar y empatizar con lo que ocurre alrededor nuestro, más que estar tan preocupadas por lo que hasta ahora nos preocupa o quieren que nos preocupe y ocupe nuestro tiempo nuestra mente y nuestras energías.
Reconoce que los problemas están ahí y van a seguir estando y cita a Raúl Zibechi en la descolonización de la vida cotidiana y en cuanto al problema de la lucha política cuando dice que aunque llegue la izquierda al poder, el poder va a seguir en manos de las multinacionales, por eso el planteamiento a lo mejor es cambiar de estrategia “y no quedarse en el bueno, mira no estamos tan mal o todo es mejorable”… sino en plantearse seriamente lo que estamos haciendo y si lo que estamos haciendo va por el mismo camino que marca la gente que tiene el poder o podemos salir de su influjo y hacer otras cosas, dice que se trata de ver qué podemos hacer cada una a su manera y que dependiendo de la forma en la que nos relacionemos, de la forma en que veamos y construyamos la vida , las cosas pueden cambiar y mucho.
Sobre la igualdad con los inmigrantes no se puede exigir integración plena a la gente que viene de otras culturas, con la previa exigencia de renuncia a su pasado cultural y a sus raíces… esto es absurdo el sentido de estas relaciones es el mismo que se pretende se trata de trabajar las formas de relacionarse y colaborar, hay que acabar con el discurso excluyente, tenemos que vivir con la gente que tenemos cerca, con la gente que nos vamos encontrando por el camino y no estigmatizar según su procedencia. Destaca que el trato en igualdad de condiciones con personas de diferente procedencia nos enriquece a nosotras como personas y a nuestro saber y al entendimiento de la realidad que compartimos.
Denuncia Ainhoa Ezeiza la hipocresía de los grandes discursos y pone los ejemplos de cuando nos mostramos solidarios acudiendo a movilizaciones en pro de los derechos de los inmigrantes, para inmediatamente, al retomar nuestras actividades cotidianas mostrarnos esquivos con nuestros vecinos extranjeros en el mejor de los casos o directamente rechazarlos y en cuando como docentes nos manifestamos contra la LOMCE si al día siguiente volvemos abrir el mismo libro de Anaya por donde lo dejamos como si no hubiera pasado nada, en efecto es como si no hubiera pasado nada, debería ser al revés, es el día a día lo que marca la diferencia en el compromiso de una persona, como vive, qué hace, como se relaciona con los demás con los que son diferentes.