Carlos Martinez. Alternativa Socialista
{mosimage}El que en el partido laborista de Gran Bretaña haya surgido una figura como Jeremy Corbyn para mí significan dos cosas muy claras:
1º La regeneración democrática y el fin de la austeridad en la Unión Europea solo pueden venir de la mano del socialismo democrático –políticamente hablado-.
Figuras socialistas democráticas como el propio Corbyn, Lafontaine, Mélenchon, son las más lúcidas y que además hacen propuestas partiendo de una realidad de crisis sistémica denunciando el aprovechamiento de esta, para dar el golpe anti-democrático neoliberal que se está produciendo a escala planetaria pero que en Europa tiene unas consecuencias específicas, pues nuestro continente había alcanzado cotas de bienestar, insuficientes, pero superiores a las de gran parte del mundo. La crisis es el gran negocio neoliberal y de las clases poseedoras.
2º Personas vinculadas a las luchas y conquistas por un estado social –que creen el él-, ahora denuncian como es hurtado a los pueblos de Europa. Están –ellas- presentado propuestas realizables. Que no son reformistas, ni reformadoras, son revolucionarias en este contexto político y le plantan cara al capitalismo depredador atacándole ahora donde más le duele, cual es en la lucha contra la austeridad. Mal llamada austeridad, en realidad empobrecimiento provocado desde los poderes contra las clases populares.
Corbyn ha hecho lo que en el PSOE es imposible, cual es abanderar una lucha antineoliberal y poner en cuestión al mismo tiempo la “tercera vía” y el blairismo que en el PSOE son hoy hegemónicas y además de que no hay nadie con el valor del veterano laborista británico. De hecho desde la nueva camada de la dirección socioliberal española, nadie, nadie, nadie, ha levantado su voz en favor de Corbyn. Claro que siendo ecuánimes, esto es posible en el Laborismo por causas muy diversas, entre otras la existencia del diputado de distrito, pero es impensable en el partido ex socialista de España.
Lafontaine a raíz de la crisis griega de Tsipras y Syriza, ha hecho una acertada y muy correcta propuesta, que levanta el ánimo y al mismo tiempo señala la necesidad de la unidad de las izquierdas europeas frente a la austeridad y frente al euro. Señala el nuevo marco alemán -el euro- y el Banco Central Europeo como agentes del dominio y la extorsión contra los pueblos de Europa-UE. La Europa alemana, denunciada por un socialista democrático alemán con gran valentía y honestidad intelectual. Lafontaine con claridad, pero sin insultos innecesarios examina el error griego, del que no solo, como acertadamente señala, es Tsipras el único responsable.
Tanto Corbyn como Lafontaine son hoy dos heterodoxos en sus partidos el LP y Die Linke. El socialismo democrático es hoy en día rupturista. No tiene ningún pasado -en el caso de los socialistas cabales- que hacerse perdonar u olvidar. Si y mucho, sin embargo, en el mundo de la “tercera vía” y el blairismo y el neo-blairismo. No tienen un concepto sectario de la política. No han impuesto por la fuerza jamás sus tesis. Pero además han roto en ambos casos, -más Mélenchon- con las direcciones traidoras y austericidas de sus partidos respectivos. Los tres tienen una larga tradición de oposición al socioliberalismo vendido a los poderes financieros y las grandes multinacionales. Pero además, todos ellos tienen credibilidad democrática.
Es pues necesaria la construcción de un gran partido socialista democrático en Europa que permita arrancar los votos que usurpa el socioliberalismo para acabar favoreciendo la Europa alemana y el euro-marco.
Humildemente en el estado español en eso estamos. En Europa y a nivel europeo, más humildemente, también trabajamos.
Hay pues que lanzar un grito socialista democrático frente a la Europa de la austeridad, que impide tanto la democracia como las medidas de reparto, de existencia de servicios públicos, de defensa del sector público y de consolidación del estado social, que intervenga con fuerza en la economía y propicie la presencia estatal en garantizar los derechos cívicos y sociales, cree un poderoso sector financiero público y renacionalice lo usurpado, lo robado por los poderosos –que es mucho, e incluye desde ferrocarriles, a minas, bancos, eléctricas, fabricas, hospitales, escuelas etc.-, con la connivencia y apoyo de gobiernos socioliberales y conservadores.
Que denuncie una moneda única mal construida y que empobrece al sur de Europa de forma miserable y sin respeto por los derechos humanos.
En el estado español, mientras tanto, ante las renuncias y divisiones de la izquierda, renace el socioliberalismo, aupado por un neo-blairista como es Pedro Sánchez, que en lo sustancial apoya la injusta y privatizadora Europa de la Unión.
Un Pedro Sánchez que silencia el fenómeno Corbyn y al que no le interesa el nacimiento del socialismo democrático cabal y vinculado a la lucha social y de clase, la oposición radical a las políticas de austeridad y la República Federal de las y los iguales. Claro que en eso, a veces por ciertas miopías, no está solo. Da lo mismo, seguimos trabajando. Construimos socialismo democrático.