Antonio Revert. Autor del libro de poemas "Diego contra la oscuridad
{mosimage}Titulares del informativo, hace unos días: “Rescatados 46 inmigrantes en cinco PATERAS en el Estrecho de Gibraltar” y “Neymar, con PAPERAS, no podrá jugar la Supercopa”. PATERAS y PAPERAS: Las dos noticias fueron incluso titulares en los Informativos, en un país de 46 millones de habitantes.
En este país, si eres un senegalés que te juegas la vida tratando de llegar a Europa, dejando tu tierra y a tu familia atrás, por buscar un futuro mejor para los tuyos, no eres nadie. Saldrá el suceso de tu muerte, con otro montón, en la televisión. O te meterán en el grupo genérico de los que se salvaron. En todo caso, serás solo un número.
Pero si eres un brasileño (o un senegalés, o extranjero de cualquier país), con destreza a la hora de pegarle patadas a un balón, tu vida vale tanto que saldrás en los titulares de las noticias por tener paperas.
En este país, si eres marroquí pero tienes una buena pierna zurda, a lo mejor te ficha un equipo de primera división y eres admirado por toda una ciudad. Firmarás autógrafos y ganarás dinero a espuertas.
Pero si eres un marroquí vendiendo CDs en el top-manta, para ganarte la vida, en realidad no eres un marroquí: eres un “moro”. Escoria, sucio y ladrón. El código penal lo denomina “delito contra la propiedad intelectual”.
En este país, si eres argentino y estás imputado por presuntamente defraudar (con tu padre) 4,1 millones de euros a Hacienda, seguirás gozando de fama y millones de euros; claro está, siempre que le pegues bien las patadas al balón. Irán muchos a la puerta de los juzgados para aclamarte y hacerte menos amargo el trago, cuando vayas a declarar.
Pero si eres rumano, y fuiste el típico al que ponían de defensa en el colegio porque eras malísimo jugando al futbol… lo tienes jodido. A lo mejor solo limpias los cristales de los coches en los semáforos: pero presuntamente has venido a este país para robar y quitarnos el trabajo.
En este mes de agosto son noticia las paperas, y las pateras. Cambias una letra, la "p" por la "t", y te salen dos noticias.
En realidad, la noticia es que hay inmigrantes que están muriendo o quedando abandonados a su suerte al intentar sobrevivir. Y no pasa nada.
Y otros inmigrantes son admirados y retribuidos como ningún otro profesional en este país, incluso si son presuntos delincuentes, solo por pegarle bien las patadas a un balón.
Por eso, en España no somos racistas. No discriminamos por razón del color de la piel, o por razón del país de procedencia.
En España, tenemos un cristal. Todos llevamos puestas unas gafas llamadas “fútbol”, con las que todo se ve de manera… diferente.
Y no discriminamos a nadie por venir de otro país.
Cosa distinta es que venga de otro país, y encima no sepa jugar bien al fútbol.
Discriminamos, como decía mi amiga María Luisa Amorós, por razón de la habilidad del inmigrante a la hora de pegar patadas a un balón.
Así que, amigo inmigrante que planeas saltar a Europa: mientras endeudas a toda tu familia para cruzar medio continente africano y pagar al de la patera, y después de explicar a tu hijo que puedes morir cruzando el Estrecho… Empieza a entrenar, con un balón.
Porque sí: aquí, en España, eso sí que podría salvarte la vida.
Aquí no cuenta ni siquiera ser español, o tener tres licenciaturas. Es la habilidad con el balón lo que te garantizaría un futuro.
Y saldrías en las noticias hasta cuando tengas paperas.