Intersindical repudia la actuación de las potencias occidentales y los organismos internacionales en el drama libio, y exige el trato humanitario y el asilo para las víctimas del conflicto armado
{mosimage}SB-Noticias.- En los últimos meses embarcaciones de todo tipo, cargadas hasta los topes de personas migrantes trabajadores provenientes de Libia, inundan los puertos de Palermo, Sicilia o Lampedusa. Esto sin contar a los más de 2.000 muertos que, en lo que va de 2015, pretendieron alcanzar el viejo continente.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), durante el 2015 más de 200.000 personas han llegado por mar a Italia y Grecia provenientes de las costas libias. Los emigrantes detenidos por la milicia de turno acaban en los centros de internamiento libio, como el de Misrata, convertidos hoy en auténticas cárceles negras.
Mientras la Unión Europea, y las Naciones Unidas se centran únicamente en el “problema” que generan estas personas para los países de acogida, olvidan intencionadamente que la causa de esta catástrofe humanitaria es una invasión militar patrocinada, apoyada y ejecutada en gran medida por ellos mismos. Porque antes de que toneladas de “democracia” en forma de bombas cayeran sobre este territorio, Libia era un país que lejos de generar migración, recibía trabajadores inmigrantes del África subsahariana atraídos por la economía más estable de la región y con los indicadores de desarrollo humano más altos del continente africano.
La intervención exterior, que no tuvo otro cometido que el de asegurar el control del petróleo libio a las grandes corporaciones occidentales y derrocar un gobierno ideológicamente incómodo, dibujó un nuevo mapa de Libia, con ejércitos y milicias enfrentadas y dividiendo el país en una guerra interminable, una gran cantidad de armas entregadas a los mercenarios, o robadas de los arsenales estatales libios para exportarlos a la guerra a Mali. Todo ello ocasionando miles de muertos que algunas fuentes sitúan en el 8% de la población civil.
Este escenario catastrófico provocado por el ansia de acumulación de los grandes capitales, es el causante de la avalancha de refugiados que buscan las costas europeas, arriesgando la vida para huir de un infierno que ellos no han provocado. Ante esto las potencias occidentales responden con represión policial y blindaje militar de las fronteras, antes que hacerse cargo de un problema que ellos mismos en su condición de “bombero-pirómano” han provocado haciendo gala de una perversa doble moral.
Intersindical Canaria, desde una posición solidaria e internacionalista repudia la actuación de las potencias occidentales y los organismos internacionales en el drama libio, y exige el trato humanitario y el asilo pertinente para las víctimas de este conflicto armado. Además, llamamos al cese de estas agresiones que constituyen verdaderas invasiones neocoloniales, y el respeto más absoluto a la autodeterminación de los pueblos, hoy con la vista puesta en la destrozada Libia.