De Guindos fue el encargado de lanzar el mensaje preelectoral de la derecha
{mosimage}{mosimage}Intervención de Alberto Garzón
Público.- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció personalmente por sorpresa durante un pleno extraordinario del Congreso de los Diputados celebrado el pasado 22 de julio que sometería a debate y votación por parte de la Cámara baja el tercer rescate de Grecia que en aquellas fechas estaba todavía pendiente de concretar.
Pero, eso sí, el jefe del Ejecutivo y líder del PP, por boca del ministro de Economía, Luis de Guindos, ha reiterado su mensaje capital ante las elecciones generales en ciernes; a saber: primero, no existen atajos para superar la crisis; los cantos de sirena de los populismos conducen al desencanto y al caos social y económico; y las políticas del Gobierno griego de Alexis Tsipras han provocado una caída del 5% del Producto Interior Bruto griego en apenas unos meses.
Precisamente, el secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, ha asegurado este miércoles en una entrevista en la Cadena Ser que esta sesión parlamentaria sólo tiene "fines propagandísticos". El número dos de Podemos, ante la pregunta de si la crisis griega podría dañar las aspiraciones políticas de la formación, no ha contestado expresamente pero sí ha señalado que "la gente sabe diferenciar" entre ambos países y que las elecciones vendrán "marcadas por la problemática española".
El debate de este martes en el Congresio, al menos para el Gobierno que preside Rajoy, se ha resumido en las premisas apuntadas en las declaraciones de Errejón. Porque De Guindos se ha limitado en apenas 22 minutos de intervención en hacer un relato casi documental del proceso de negociación entre Bruselas y Grecia. El resto, el mensaje político de calado, para aprovechar el hueco mediático de cara al proceso electoral que se avecina.
Como encargado de exponer el plan acordado entre los países de la eurozona y Grecia tras su ratificación el pasado día 14 por parte del parlamento heleno el ministro ha sido muy didáctico: un crédito de 86.000 millones de euros a tres años distribuidos en diversos tramos condicionados por múltiples exigencias al Gobierno que preside Tsipras. A España le corresponde aportar 10.148 millones de euros, el 11,8% de su cuota en la eurozona.
A medida que ha ido transcurriendo el debate la atención del conjunto de la cámara ha ido decreciendo. De ello daba buena prueba el desfile de ministros desde sus escaños hacia la zona del edificio reservada para el Gobierno. Durante la intervención de De Guindos el Ejecutivo ha estado presente en pleno, desde Rajoy hasta el titular de Sanidad, Alfonso Alonso, uno de los más bronceados junto a García-Margallo, Soría y Tejerina.
Cuando hablaba el portavoz de La Izquierda Plural, Alberto Garzón, el presidente Rajoy ha dicho que ya no aguantaba más en el escaño y también ha abandonado el hemiciclo.
Por su parte, Garzón ─luego también lo han hecho Tardá, de ERC, Baldovi, de Compromís, y Serrano, de GBai─ ha denunciado el contenido del rescate por entender que lo único que logra es "ahogar todavía más al pueblo griego. Hasta el FMI ha reconocido que la deuda griega es impagable; hay otras vías para ofrecer una salida digna a Grecia”, ha dicho.
El portavoz popular, Vicente Martínez-Pujalte, ha iniciado su intervención con una sorprendente ironía: “No crean que porque voy sin corbata voy a votar en contra del rescate, porque parece que quienes llevan corbata lo van a respaldar y los que no la llevan votarán en contra”. Luego ya no ha hecho aportación alguna digna de mención, salvo aportar este dato: el rescate supone 200 euros por cada español, “para el parado, para el que está en la cola de Cáritas y para el que acaba de nacer, que se suma a los 700 que ya habían aportado a los dos anteriores rescates”.
En su contestación a los diversos portavoces De Guindos ha reiterado argumentos conocidos y, con evidente desgana, se ha limitado a responder a algunos planteamientos que le han hecho desde la oposición. De soslayo ha insistido en que Grecia debe cumplir los compromisos adquiridos en la última negociación para “salir de una situación que ciertamente es muy difícil y con la que todos estamos comprometidos”. A esa hora varios ministros buscaba de forma desesperada un bar o restaurante abierto en las cercanías para comer. Rajoy, previsor, había salido bastante antes. Tras un receso de una hora y media había que volver a votar.