EL BAR DE PEPE
Joaquín Hernández
{mosimage}Yo con todo respeto a Don Paulino Rivero, ex presidente de uno de los 17 reinos de Taifas del Estado Español llamado Canarias y con el mismo mayor respeto a D. Mariano Rajoy, aun Presidente por poco tiempo del Gobierno del Estado español, les digo: ¡¡váyanse a la mierda!!
Agoney con apenas 18 años ha decidido, aburrido, asqueado y sin perder más tiempo, hacer la maleta y mandarse a mudar de su tierra, de esta tierra que le vio nacer y de la que todos estamos esperando, desde hace más de un siglo, algo de prosperidad para nuestros hijos y nietos. El problema de Agoney no es un caso aislado, quizás sea uno de los millones de casos que ocurren diariamente en millones de hogares españoles, la desintegración de la familia por la crisis que produce un sistema político obsoleto y llamado a desaparecer de una forma u de otra, o sea cueste lo que cueste.
Mientras se hace público el caso Púnica, las escuchas telefónicas ponen de relieve el asqueroso comportamiento mafioso de empresarios, marchantes y políticos hasta el punto de vomitar, de echar la pota de bilis asquerosa por la boca; mientras sigue el mamoneo, el chupeteo, el saqueo constante de nuestro dinero público sin que al parecer nadie haga nada, nuestros jóvenes se ven abocados a emigrar a donde sea para intentar ganar un euro y vivir sin ser un parasito para sus padres y abuelos. Ni siquiera la justicia actúa con la rapidez necesaria para meter entre rejas a tanto mangante, es más, parece como si todo estuviese pensado y meditado para dilatar los procesos durante años y años esperando prescriban los delitos y aquí no ha pasado nada y si ha pasado algo tampoco pasa nada. Uno de los casos más indignantes fue el del Instituto Canario de Formación y Empleo, muy similar a los ERES andaluces, donde estaban implicados y pringados altos políticos de Izquierda, derecha y centro nacionalista, se iniciaron las instrucciones en el año 1998 y se intentó celebrar el juicio 16 años más tarde, por supuesto fueron absueltos de toda responsabilidad los 10 imputados. Se supone y según me dicen funcionarios de la cosa judicial, había desaparecido la mayor parte de la documentación sumarial y el resto se encontraba en los sótanos del Palacio de Justicia lleno de moho y la mayor parte de ellos inservible. Igual puede ocurrir con los ERES andaluces o la GURTHEL valenciana, o el caso Bárcenas. Cabrones como “el bigotes” y compañía es muy posible que los veamos junto al ex tesorero del PP esquiando en Baqueira Beret junto a su familia que siguen viviendo en un estupendo piso de lujo en una zona residencial de Madrid.
¿Qué más da si nuestros viejos pasan hambre, si las familias se desestructuran por culpa de una “crisis económica” de la cual ellas no tienen ninguna culpa? ¿Qué más da si nuestros jóvenes, los mejor formados de toda nuestra historia, tienen que emigrar como vendimiadores a Francia, o bien subvencionados por Alemania para que estudien en su país, aprendan su idioma y se queden aportando todas las enseñanzas recibidas en España con nuestro dinero?
Nuestra juventud está frustrada, desesperada y sin presente. Los jóvenes españoles, quizás la generación más preparada de los últimos años está sin rumbo y desconcertada ante un presente inexistente y un futuro que de existir será muy lejos de su tierra. Licenciados, con máster, después de múltiples entrevistas y currículos consiguen algún trabajo, pero las condiciones siempre son abusivas: salario de becario, 400 € al mes. Estos sueldos no le darían ni para comer ni para alquilar una habitación en las ciudades donde les ofertan estos empleos. Tendría que tener una ayuda de sus padres, a lo que, por supuesto, estamos dispuestos. Pero ellos no quieren seguir dependiendo de nosotros, con una ayuda que, de hecho, estaría subsidiando a los empresarios que abusan de nuestros jóvenes.
Los padres siempre anhelamos que nuestros hijos conozcan una vida mejor que la que nosotros tuvimos, y así ha sido al menos desde que la Guerra Civil nos hizo tocar fondo. Ochenta años después estamos cayendo en barrena en una involución económica y política que amenaza con arrastrarnos por el túnel del tiempo hacia la España de mi infancia en los años 1960, a la que ya estamos llegando en muchas cosas. ¿Qué futuro espera a una sociedad en la que sus jóvenes solo tienen la opción de desaparecer o amoldarse a condiciones laborales las más de las veces abusivas y requiriendo del subsidio de sus padres?
Con un sistema político degradado basado en partidos clientelistas que se alimentaban, y todos lo sabemos, de la corrupción, del cohecho, del latrocinio. El objetivo de la recaudación de impuestos para contar con abundantes presupuestos para colocar a los del partido en empresas públicas municipales y consejos de dirección y cajas de ahorro con sueldos públicos; financiación ilegal de partidos y dinerito para el bolsillo de los más descarados (sobres blancos con dinero negro, tarjetas Black para amigotes). Muchos declaran ahora, pobrecitos, que las pasan "canutas" con sus sueldos públicos… y es así porque ya no reciben los "extras" que a tanto oportunista trajo a la política.
Estamos “exportando” nuestro bien más preciado, un derroche de dinero en formación tirado por la borda y que beneficiará a otros países. Mientras nuestra “mano de obra” más cualificada se marcha a Alemania, Francia, Canadá, Australia, Ecuador, Uruguay, etc. nos llegan pateras con emigrantes de subsaharianos, del Magreb. O sea un trueque maldito.
Es extraordinariamente frustrante para un padre ver marchar a sus hijos, pero mantenerlos a costa nuestra no es opción porque supondría llevarles a una situación en la que quedarán atrapados sin futuro. Agoney cogió su maleta, esa maleta de madera que algún día llevaron a su bisabuelo a la Habana y a su abuelo a Venezuela. Los culpables de tamaña cabronada tienen nombres y apellidos, los conocemos todos; sobre ellos caerá, mas tarde o más temprano, el peso de la justicia del pueblo, esa justicia que es rápida y eficaz, la misma que colgó de los pies y de las manos atado a un árbol a Benito Mussolini.