Pedro M. González Cánovas. Miembro de ANC
{mosimage}El ministro español de industria ha declarado que “cuando las cosas van mal nunca hay que salir corriendo” y todos tan contentos. La agresiva gestión de Soria ha llevado a considerarle “persona non grata” por muchas personas de Canarias, su tierra natal. Además, muchos de los “barones” de su propio partido han criticado su política exigiendo que lo cesen o dimita.
En realidad, Soria no lo puede haber hecho peor. Aunque si lo valoramos desde fuera, no hubiéramos conseguido infiltrar alguien en el PP que le hiciese tanto daño a la derecha española. Por eso, temo por Soria, porque le responsabilizo de gran parte de la bajada de votos que su partido ha tenido, por ejemplo, en Canarias.
Soria advierte de que Rajoy "piensa mucho los cambios y aconseja no especular”. También admite que “no es un buen momento para el PP”. El reflejo de todo esto se ve claro en esta época en que la política parece reducirse a formalizar pactos. De forma que vemos acercamientos y alejamientos entre fuerzas políticas de cualquier signo o color, sin escrúpulo ninguno. Dejando sólo de lado a los que llevaron a cabo la política laboral que inició el PSOE y la política que acuñó el término “pobreza energética”.
El ministro que, seguramente aconsejado, ya no lleva aquel bigote hitleriano, ahora muestra más prepotencia que antes. De hecho, cada vez ha mostrado más y más, igual que “el barbas” que idolatra.
Lo que sí que ha declarado el susodicho es que él no se va. Y, repito, nosotros tan contentos. Aunque si cambiaran las tornas, se vaya o no Soria, siempre quedará Rajoy. Pero además, para los que demandamos más soberanía, siempre quedará España; sus cómplices de Coalición y la rueda de repuesto de Román Rodríguez que reaparece teñido de canario con un discurso social. Pero para el que ninguna organización se descarta para pactar, para quién nadie “mancha”, a excepción del señor sin bigote del traje negro, que parece empichado por vocación.