{mosimage}SB-Noticias.- Hay muchas razones para rechazar las reválidas que se ocultan ahora bajo el eufemismo de diagnósticos de evaluación por la Administración educativa de Canarias. Estas reválidas están contempladas en la LOMCE y han sido rechazadas por la mayoría de las comunidades educativas. Dirigidas a alumnado de ocho años, suponen una huella positiva o negativa para el expediente de los mismos. Atienden a los meros resultados en función del rendimiento. Segregarán al alumnado presumiblemente bueno del malo.
El profesorado coordinado que imparte sus clases al alumnado tiene un seguimiento diario para evaluar si los alumnos/as alcanzan o no los objetivos de cada etapa. Por tanto, es innecesaria la realización de estas pruebas. Además, las mismas conllevarán un incremento importante de trabajo para los docentes y acrecientan aún más las tareas burocráticas a realizar. El propio Consejo Escolar de Canarias ha reclamado una auditoría externa para lograr suprimir muchas labores burocráticas que actualmente ni tan siquiera la Administración llega a procesar y, sin embargo, mantienen asfixiados a los equipos directivos de los centros y al conjunto del profesorado.
El STEC-IC entiende que no es de recibo que el Gobierno de Canarias y la Consejería de Educación anuncien que aplicarán la reválida con carácter voluntario en la primera semana de mayo en competencias como las matemáticas y la lingüística. El STEC-IC denuncia esta aplicación de facto de la LOMCE y reclama su paralización.
El PP tiene prisas: aún a sabiendas de que en noviembre habrán elecciones generales y que no revalidarán la mayoría, siguen en su empeño de aprobar Reales Decretos de desarrollo de la LOMCE para el curso próximo y para los cursos venideros. Han regulado ya las reválidas de 6º de Primaria, 4º de la ESO y de 2º de Bachillerato, a pesar de que ya se está fraguando una Ley alternativa a la LOMCE.
La reválida para el alumnado de tercero de Primaria está contemplada en la LOMCE y el Gobierno de Canarias y la Consejería de Educación tienen la potestad de organizarla.