EL BAR DE PEPE
Joaquín Hernández
{mosimage}Intento comprender la soledad que debe sentir la chica díscola del Psoe, que puso una pica en el Congreso con su partido Unión Progreso y Democracia. Las siglas UPYD, hasta hace poco menos que un año, se cotizaban al alza y presagiaba un duro combate entre los partidos llamados “emergentes” y el chiringuito de la Diez por llevarse el gato al agua, es decir sumar los votos de los desencantados hijos del PP y Psoe, que se supone son millones.
Incluso en el ranking de los mediocres líderes de los bodrios políticos, Rosa Diez mostraba su mejor aspecto y obtenía la mejor puntuación de la consideración de los españoles a su rol en UPYD.
A sus 63 años vividos y visto lo que ella vivió en su terruño, el país Vasco, a la Diez, con la que no pudieron las metralletas, las bombas lapas y los secuestros de la banda terrorista de ETA, no le asusta ni Tony Cantó en el papel de Bruto apuñalando a Julio Cesar, por lo tanto sobrevivirá al golpe de partido que acaba de producirse en el seno de la “Unión”. De lo que no tiene pajolera idea Dª Rosa es de relaciones exteriores, o sea como diplomática le daremos un cero batatero, cerrar las puertas a una posible coalición con Ciudadans no fue una buena idea, sobre todo porque a Albert Rivera se le veía venir, se oían sus pisadas a miles de kilómetros, se oía el flabiol y el tamboril y a la colla del Rivera como iban llegando conquistando poco a poco, con dos bemoles, el territorio hostil de la piel de toro bailando sardanas como si tal cosa, incluso la barretina gusta más en la cabeza de los chicos de Ciudadans que en cualquier otro rollo politiquero catalanista. Claro que usted no estaba para perder el tiempo con unos tipos que por no tener no tenían representación en el Parlamento Español, y eso ya colmaba el vaso de lo chorro, “llegar acuerdos con un partido de corte regional y además catalán era del todo una idiotez ya que jamás, ni siquiera Miguel Roca y su “Operación Roca” había podido desembarcar en ninguna Comunidad del Estado Español”, nadie lo había conseguido y harto imposible se hacía el proyecto, pero hete aquí que el chaval de Ciudadans se mostró valiente y con ganas de quitar protagonismo a los de PODEMOS se lanzó al vacío no sin antes pedir el apoyo a UPYD, que le dio en un par de ocasiones con la puerta en las narices.
Rosa Diez se ha mostrado incapaz de mirar más lejos de su nariz, y eso para un político de corte modernista y con ganas de cambiar las cosas, de acabar con la oligarquía de los corruptos, es fatal y mortal de necesidad, o sea la líder de Unión del Pueblo y Democracia no ha sabido, porque poder podía, unir dos organizaciones políticas que tenían más en común que lo que les desunía, lo que nos sorprende a todos es que pretendiera “unir al pueblo en una democracia participativa” de la que ella no quería participar.
En repetidas ocasiones he comentado la falta de criterios para confeccionar las listas de UPYD en las distintas elecciones. La debacle en las elecciones Europeas era el preludio de lo que iba a suceder en Andalucía, las personas que ocupaban los primero lugares en las papeletas iban repletas de gente conocida por su pasotismo y algunos, rebotados de otros partidos nacionalistas, esperaban la oportunidad para trepar a costa del partido, y esto que era obvio para todos parecía no saberlo nadie, incluso informé a Tony Cantó del problema pero, o me leyó y me hizo el caso de una mierda o bien no me leyó y me hizo el mismo caso, allá él y su talante de Rey de la Paella, lo que sí está claro es que vuelven a repetir con los mismos personajes, y algunos de ellos han pasado de 5º puesto al primero, o sea la leche que se van a dar el próximo 24 de mayo será tan sonada que se escucharán los quejidos en el muros de las lamentaciones en Jerusalén, aunque siempre les quedará el Valle de los Caídos.
Y aunque las ratas son las primeras en abandonar el barco, Rosa Diez se queda sola, sola y soltera, soltera y sola en la vida, por una mala partida.
Como buena vasca, Rosa resistirá eso ténganlo clarísimo, de lo que particularmente me alegraré mucho.