Iconos de la izquierda europea y sudamericana
{mosimage}El escritor alemán Günter Grass, galardonado en 1999 con el Premio Nobel de Literatura y el Premio Príncipe de Asturias, ha fallecido a los 87 años de edad en una clínica de Lübeck, localidad situada al norte de Alemania. También ha fallecido a los 74 años de edad el escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano, autor de “Las venas abiertas de América Latina”, otro de los libros de cabecera de la izquierda europea y sudamericana.
Autor, entre otras muchas, de la novela “El tambor de hojalata”, escrita en París y publicada en 1959, Grass está considerado como uno de los escritores más importantes del mundo.
Nacido el 16 de octubre de 1927 en Gdansk (Polonia), en 1944, Grass, que antes de ser escritor quiso dedicarse al dibujo y la escultura, fue reclutado por las Fuerzas Aéreas de la Alemania nazi y, tras la Segunda Guerra Mundial, estudió en la Academia de Arte de Düsseldorf.
Entre sus obras, y junto a “El tambor de hojalata”, destacan “Pelando la cebolla” (2006), su libro de memorias “A paso de cangrejo” (2002), “Mi siglo” (1999), “El rodaballo” (1977) o “El gato y el ratón (1961).
Con una postura ideológica marcada por una férrea ortodoxia izquierdista, Günter Grass ha sido durante los últimos años uno de los grandes iconos de la progresía europea, respaldó la política del Partido Socialdemócrata (SPD) en tiempos del canciller Willy Brandt y se convirtió en un feroz azote de las filas conservadoras de Helmut Kohl (1982-1998), artífice de la reunificación alemana. En el terreno literario, fue legendaria su enemistad con el más prestigioso crítico literario germano, Marcel Reich-Ranicki.
En los últimos años, la figura de Günter Grass ha estado envuelta en sucesivas polémicas, tanto por su reconocimiento, en sus memorias publicadas en 2006, de que había servido en las tropas hitlerianas de las SS Waffen, como por sus radicales críticas a Israel, país al que hace unos años acusó de “poner en peligro la paz en el mundo”.
Eduardo Galeano
A la espera del homenaje que tendrá lugar el martes a partir de las tres de la tarde hasta las 22.00, el senador José Mujica ha descrito al autor como “un elegido que a lo largo de los últimos 40 años nos dignificó en América Latina”. El expresidente ha añadido que Galeano era “un autodidacta que se fue puliendo así mismo y masificó una cultura difícil de encontrar en un universitario”.
Antes de convertirse en un intelectual destacado de la izquierda latinoamericana, Galeano trabajó como obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo y cajero de banco, entre otros oficios. Las venas abiertas de América Latina se publicó cuando Galeano tenía 31 años y, según reconoció después el escritor, en aquella época no tenía los conocimientos suficientes: “[Las venas abiertas] intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”.
El Café Brasileño (dígase “brasilero”) evitaba cuidadosamente toda señal de luto, con su dueño defendiéndose con uñas y dientes de los periodistas. Todo Montevideo sabe que Eduardo Galeano era un asiduo del local, que le gustaba sentarse en una de las mesas cercanas a la ventana y tomarse un café. “No vamos a decir nada, no vamos a hacer declaraciones. Por respeto a la familia. Era más que un cliente, era nuestro amigo. No vamos a hacer nada ni a decir nada”, repetía el dueño.
Galeano llevaba una semana en estado grave ingresado en un sanatorio de la capital. Desde 2007 padecía un cáncer de pulmón que se había agravado y sus apariciones públicas eran cada vez más escasas.
A pocos metros, en la librería Linardi y Risso, especializada en libros antiguos, el propietario contaba que Galeano pasaba regularmente. “Buscada siempre libros sobre la historia política y social de América Latina. Venía por algo concreto, sabía lo que quería”, explicaba Andrés Linardi. La tienda vende una primera edición de Las Venas Abiertas de América Latina, “hasta hoy unos 400 dólares” y mostraba una dedicatoria del autor con uno de sus dibujos, el famoso “chanchito” de Galeano. El escritor se había reservado los derechos de sus libros en Uruguay y los publicaba con su sello, precisamente Ediciones el Chanchito. Así, sus obras alcanzaban un precio menor en el mercado local.
Eduardo Galeano
El escritor, en el Café Brasilero, en Montevideo
El semanario Brecha prepara una edición especial sobre Galeano, uno de los fundadores de esta publicación, heredera de Marcha, otra de las referencias de la prensa de izquierdas de América Latina. La directora de cultura, Rosalba Oxandabarat, ha afirmado que la crítica literaria tiene pendiente un análisis más detenido de la obra de Galeano: “Era eminentemente un autor político, pero ese rasgo no ha dejado ver la calidad de su escritura que expresa de manera sencilla conceptos muy complejos. Su trazo parece sencillo , pero en realidad es el resultado de un inmenso trabajo”.
Daniel Gatti, periodista de Brecha,ha destacado la independencia del autor, que no dudaba en criticar al régimen castrista en Cuba – a pesar de ser un ferviente defensor de la Revolución – o al Frente Amplio que actualmente gobierna Uruguay. A pesar de su talante independiente Galeano ha sido muy criticado por la oposición conservadora que lo ha acusado de ser uno de los intelectuales del oficialismo. “Existe una generación antigaleano en Uruguay situada entre los 45 y los 55 años. Estos sectores le reprochan la gravedad de sus temas, el dramatismo de sus libros”, reconoce Gatti, quien recuerda a Galeano como un hombre con un gran sentido del humor y mucho carisma.
En las pasadas elecciones, Galeano volvió a mostrar apoyo al izquierdista Frente Amplio, lo que motivó una carga de la oposición del Partido Nacional, que en su programa proponía impulsar otros referentes culturales.