Antonio Espinosa. Candidato de Podemos
{mosimage}{mosimage}Audio de la entrevista
La educación en Canarias vive en una sociedad estratificada, neoliberal y capitalista de profundos y efímeros cambios caracterizados por la globalización de los procesos económicos, políticos, culturales, sociales y tecnológico-comunicativos, lo cual nos lleva a reflexionar sobre lo que significa educar y la relación existente entre la educación y el medio político y sociocultural que la envuelve.
El conocimiento escolar está impregnado por la ideología. Así, la relación del conocimiento que forma parte de los contenidos del currículum (los que se excluyen o se incluyen, o la decisión de lo que se considera básico y secundario), como su organización y secuenciación responde a opciones ideológicas y a intereses políticos y económicos de los grupos mayoritarios que detentan el poder, que en este caso, han podido perpetuarse a pesar de los cambios de siglas.
¿Qué deberíamos hacer desde la escuela para paliar las desigualdades?
Debemos apostar por un proceso de cambio consensuado y compartido por todos los sectores implicados.
Es importante para paliar las desigualdades sociales dar luz a esos procedimientos oscuros que, de forma implícita y oculta, favorecen la discriminación, la segregación y la desigualdad. De ahí que la justicia social deba comenzar por la concienciación de la clase desfavorecida acerca de la situación en que se halla con respecto a la clase dominante, para poder establecer así un equilibrio e igualdad de oportunidades que palie las desigualdades sociales y educativas entre los miembros que conforman la comunidad educativa y la sociedad. Todos debemos gozar de los mismos derechos, oportunidades y libertades en el proceso de enseñanza–aprendizaje, y esto ha de trasladarse a la sociedad para que podamos hablar de una justicia social real. En definitiva, debemos apostar por una educación democrática, comprensiva e inclusiva que responda a la igualdad de oportunidades y a la justicia social para paliar las desigualdades.
Por una educación democrática, participativa, comprensiva e inclusiva
Si lo que deseamos es paliar las desigualdades y conseguir una igualdad de oportunidades y una justicia social reales debemos partir de la premisa de que todos pueden aprender si se les proporcionan, en igualdad de oportunidades, los recursos, métodos y estrategias adecuadas para lograr aquellos conocimientos básicos que les van a permitir participar en la sociedad.
Es el sistema educativo el que se ha de adaptar al alumnado, y no al contrario. En este sentido, no debemos centrarnos en una concepción del aprendizaje y del progreso basado en el dominio de un contenido específico igual para todos, con un logro definido, porque la realidad del alumnado es diversa: tienen diferentes capacidades, motivaciones, intereses y ritmos de aprendizaje.
En esta educación democrática, la participación de la comunidad educativa es primordial en el proyecto de construcción flexible del conocimiento que ayuda a paliar las desigualdades desde la justicia social. Desde esta concepción de educación democrática, participativa, comprensiva e inclusiva, se ha de dar cabida a todos por igual, para que se logre una formación ciudadana en y para la crítica, la reflexión, la autonomía, la responsabilidad y la solidaridad en una sociedad plural en la que debe darse voz a las clases más desfavorecidas para que entre todos podamos construir el conocimiento. En este sentido, apostar por la justicia social e igualdad de oportunidades reales significa entender el proceso de evaluación del alumnado como un proceso formativo que ayude al alumnado a mejorar y crecer como persona.