La Policía abate a los supuestos atacantes, que se habían atrincherado en el museo del Bardo, situado en el mismo complejo que el Congreso
{mosimage}Análisis de Nines Maestro (Red Roja)
{mosimage}Entrevista a Beatriz Abancens
Público.- Veinte turistas, al menos dos de ellos españoles, han muerto este miércoles tras el ataque y posterior asalto policial al complejo que alberga el Parlamento de Túnez y el museo del Bardo. Entre los fallecidos hay ciudadanos de nacionalidad italiana, alemana, surafricana, japonesa, polaca, colombiana y brasileña.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha declarado que no se puede descartar que haya más heridos o muertos españoles. Los fallecidos son Antoni Cirera Pérez y Dolores Sánchez Rami, un matrimonio de Barcelona jubilado, según fuentes consultadas por Europa Press.
El ministro ha precisado que, al parecer, podrían formar parte de un grupo de 90 españoles que habían llegado a Túnez en dos cruceros, uno de la compañía Costa Concordia y el otro de MSC Splendida.
Los sucesos comenzaron a primera hora de la mañana cuando la guardia de seguridad del Parlamento se percató de que varios uniformados no llevaban armas reglamentarias. Al pedirles que se detuvieran, se desató un tiroteo durante el cual al menos dos de los asaltantes lograron llegar al museo, uno de los más importantes de Túnez y reconocido por sus piezas antiguas y su colección de mosaicos clásicos de Roma y Grecia.
Varios testigos aseguran que vieron a los presuntos terroristas salir de la mezquita que hay a medio camino entre el edificio de la Asamblea y la institución cultural y disparar contra un autobús turístico.
Según Wasel Busid, el guía del grupo de turistas, al salir del vehículo un joven abrió fuego con una metralleta. "No pude ver más que sangre y muerte", relató Busid. Los compañeros del pistolero, mientras, retuvieron al resto como rehenes antes de atrincherarse en una zona del Parlamento que comparte muro con el museo. En el grupo estaba parte de los españoles que realizaban un crucero por el Mediterráneo.
Sin embargo, las informaciones sobre lo que ha ocurrido en el interior del museo siguen siendo confusas. Según la narración de uno de los supervivientes, Josep Lluis Cusidó, alcalde de la localidad tarraconense de Vallmoll, los terroristas entraron al complejo y comenzaron a disparar de forma indiscriminada. "Estamos vivos de milagro", ha contado Cusidó.
Fuentes de seguridad habían informado previamente de la detención de uno de los presuntos terroristas, un estudiante de 22 años. En su comparecencia tras el ataque, el primer ministro tunecino, Habib Essid, no descartó que los dos atacantes abatidos fueran apoyados por dos o tres terroristas más.
Anteriormente, el portavoz de Interior informó de que antes del asalto no llegaron a evacuar a todos los turistas que se encontraban en el interior del museo. Según las distintas informaciones, el número de personas que estaban atrapadas varía entre 10 y 30, entre las que habría varios niños a tenor de las imágenes que han ido llegando.
Imágenes de la operación policial en el Museo del Bardo
Repunte de la actividad yihadista
El ataque de este miércoles es el peor atentado sufrido por Túnez desde 2002, cuando una veintena de turistas alemanes perdieron la vida en un ataque similar en la isla de Djerba. Túnez ha sido escenario en las últimas semanas de un repunte de la actividad yihadista en la región de Kasserine, en la frontera oeste con Argelia, zona montañosa que utilizan como bastión radicales locales y también otros procedentes del país vecino y otros estados de la zona como Mali, Marruecos o Mauritania.
Desde 2012, decenas de guardias nacionales tunecinos han muerto o han resultado heridos en combates o causa de atentados y emboscadas islamistas en Mont Chambi, escenario el pasado julio del peor ataque islamista sufrido por las fuerzas tunecinas, que causó 15 muertos.
A mediados de febrero, cuatro agentes de la Guardia Nacional de Túnez murieron en un ataque de presuntos yihadistas en Kaserine, considerada uno de los feudos de células islamistas radicales afines al grupo Al Qaeda en el Magreb Islamico (AQMI) y a la rama norteafricana del Estado Islámico (EI). Ese ataque fue reivindicado por "Falamage Okba bin Nafa", considerado uno de los tentáculos de AQMI a lo largo de la endeble frontera entre Túnez y Argelia.
La fragilidad de las fronteras con Argelia y Libia es una de las principales preocupaciones del primer Gobierno post transición de Túnez, que ha visto como el yihadismo ha crecido en el país en los últimos años, al abrigo de la incertidumbre política y de la guerra civil libia.
Un precario sistema educativo, unido al alto índice de paro y la falta de esperanzas en una sociedad atrapada por la crisis económica han hecho, además, que las tesis de los radicales islámicos hayan comenzado a calar en una nación conocida tradicionalmente por su modernidad y laicismo. En la actualidad, Túnez es uno de los países que más nacionales aporta a las filas del EI, con más de 300 tunecinos emigrados a Siria e Irak para unirse a la lucha de Abu Bakr al Bagdadi.