Francí Xavier Muñoz
{mosimage}La izquierda madrileña –desde la roja a la granate, pasando por la morada- vive unas semanas de agitación orgánica a tres meses de las elecciones municipales y autonómicas. Tania Sánchez, candidata electa de IU a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, dejó de repente la coalición y su escaño de diputada en la Asamblea madrileña para, según ella, integrarse en un proyecto de confluencia política más amplio que, al igual que la plataforma Ganemos Madrid para las municipales, pudiera concurrir a las elecciones autonómicas de mayo.
Las razones argüidas por Sánchez son las dificultades que la dirección regional de IU en Madrid aducía constantemente para confluir con otras organizaciones y movimientos políticos en una hipotética plataforma electoral conjunta que compitiera contra el PP y el PSOE en la región madrileña. La nueva iniciativa política de Tania Sánchez, destinada a confluir con otras organizaciones políticas, acaba de echar a andar contrarreloj para conformar una candidatura de unidad popular que dispute la Presidencia de la Comunidad de Madrid al PP y al PSOE. Sin embargo, no pocos vislumbran en esa iniciativa la intención de integrarse con Podemos y otros partidos como Equo para entrar en dicha candidatura con algún puesto de salida relevante asegurado. No sabemos qué nos depara todavía el decurso político hasta mayo, pero si los candidatos de esos diversos partidos no concurrieran de manera individual, sino partidista, a unas primarias abiertas y ciudadanas, el fiasco a los votantes de izquierda estaría servido. Entre otras cosas, porque Podemos rechazó la fórmula de coalición electoral entre partidos que proponía, precisamente, IU para concurrir a las elecciones municipales. Si para las autonómicas Podemos aceptara una componenda entre partidos y no entre candidatos, con el objetivo no declarado de preservar a Tania Sánchez una buena posición en la papeleta electoral, creo que el desengaño y el desánimo cundirían en buena parte de los posibles votantes de izquierda madrileños. En mi opinión, de formarse esa candidatura de unidad popular, los simpatizantes tendrían que elegir primero al cabeza de lista y, después, al resto de los integrantes de la papeleta electoral en listas abiertas, para que se pudiera conformar una propuesta de verdadera unidad en la que se mezclaran candidatos de Podemos, de Equo, de la iniciativa de Tania, de Izquierda Socialista, etc.
El PSM vive también horas convulsas. Hemos asistido a un golpe de mano de la dirección federal del PSOE, que ha apartado de un cerrojazo a Tomás Gómez no solo de la candidatura a la Presidencia de la Comunidad sino también de la dirección regional del partido. Cierto es que Gómez no conseguía remontar en las encuestas y, por tanto, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, veía en Madrid su propio fracaso si el PSM no ganaba las próximas elecciones autonómicas, derrota que le situaría como opción estatal perdedora frente a una Susana Díaz triunfante en las elecciones andaluzas. Ya no habría excusas, en ese caso, para relevar a Sánchez por Díaz al frente del PSOE y al frente de la candidatura a la Presidencia del Gobierno. Sin embargo, lo extravagante de este golpe de mano ha sido la colocación al frente de la gestora del PSM de Rafael Simancas, otrora candidato perdedor a la Comunidad de Madrid y firme opositor a Tomás Gómez, al que paradójicamente tuvo que ceder su asiento hace siete años y medio por petición expresa de Rodríguez Zapatero, que vio en Gómez el mirlo blanco para revertir la maldición electoral del PSOE en Madrid. No se comprende, por tanto, el mensaje de renovación que lanzan ahora los socialistas cuando recolocan a Simancas, aunque solo sea al frente del partido y no de la candidatura electoral, para la que sueñan con la aceptación de Ángel Gabilondo y de la militancia de base.
Creo, sin embargo, que Gabilondo no es el mejor candidato para la Comunidad de Madrid. Aquí, para competir electoralmente con el PP, en el centro de gravedad de la política nacional, en el origen de todas las tormentas mediáticas, hacen falta halcones y no paloma; halcones en el buen sentido de la palabra, es decir, candidatos con mucho carisma, ágiles, desvergonzados, nada complacientes con el adversario e incluso provocadores. Y me temo que, o mucho ha cambiado en México, o Ángel Gabilondo no da ese perfil. Rafael Simancas dijo la otra noche en La Sexta que el golpe de mano en el PSM ha sido necesario para colocar al frente del mismo a una opción ganadora. ¿Qué hará Simancas si en mayo el PSM no gana las elecciones autonómicas? Imagino que dimitirá de todos sus cargos y se quedará como militante de base, definitivamente, pues su liderazgo temporal no habrá conseguido el objetivo que se le había encomendado. Es lo que suele ocurrir en las empresas cuando se otorgan responsabilidades con objetivos concretos y se fracasa.
Para colmo de males, Podemos no pasa tampoco por uno de sus mejores momentos en Madrid, proyectado además a todo el territorio nacional. El conflicto creado en torno a Juan Carlos Monedero, uno de los líderes ejecutivos del partido, se está gestionando mal por parte de la organización y, lo que es peor, está generando dudas y malestar en la militancia, con el consiguiente riesgo de pérdida de votos que eso supone en el electorado potencial de Podemos. La persistente incomparecencia de Monedero en estas últimas semanas no ayuda a esclarecer el asunto, que no es tan grave pero que sí parece incompatible con el ideario defendido por su partido.
En mi opinión, Monedero tiene que dar un paso atrás, de momento, dimitiendo de su cargo orgánico en Podemos –lo que no le impide seguir colaborando con el proyecto- y volviendo a él si, tras la aclaración definitiva de su conflicto con Hacienda, el Consejo Ciudadano del partido lo aprueba por mayoría cualificada. Si Podemos enarbola la bandera de la transparencia y el ejemplo, en este caso no puede contradecirse, a tan pocos meses de las elecciones municipales y autonómicas. Y tampoco debería esconderse, aunque eso suponga dar una y otra vez las mismas explicaciones todos los días ante los medios, explicaciones que deberían ir acompañadas de un recordatorio permanente de casos similares y peores que afectan a otros partidos y a otros contribuyentes, dando cumplida cuenta, aunque sea diariamente, de todos los grandes patriotas que se enfundan en la bandera de España teniendo sus empresas, fondos de inversión o residencias fiscales en el extranjero.
Seguro que Podemos, con la ayuda de Hervé Falciani y otros, encontraría simpatizantes dispuestos a formar un Círculo Fiscal para la denuncia de evasores fiscales, que señalara con el dedo, alto y claro, a quienes sí evaden impuestos con la consiguiente merma de los ingresos fiscales del Estado español. Porque, y esto hay que enfatizarlo, aunque Monedero haya buscado una fórmula para pagar menos impuestos, no la ha buscado para no pagarlos. Dada la campaña mediática y política de acoso y derribo contra Podemos, creo que en este caso el partido tendría que aplicar toda la asepsia interna de la que fuera capaz, ya que el proyecto colectivo es siempre más importante que su representación individual.