Vicent Garcés
{mosimage}Vivimos un momento de aceleración de lo político con polarizaciones y contradicciones crecientes. Complejidad aumentada por ser el 2015 un año repleto de elecciones en España, por el profundo significado del triunfo de Syriza en Grecia y por el tenso escenario internacional.
La decisión de adelantar las elecciones en Andalucía pretende, creo, marcar todos los procesos posteriores con sus resultados, tanto en votos como en personas (internos y externos al PSOE). Es una opción arriesgadísima, solo comparable a la que pretende PODEMOS. En ambos casos tratan de conseguir mayorías suficientes para gobernar en solitario o con acuerdos ocasionales de arquitectura variable.
Pienso que no se va a conseguir ese objetivo, y que solo quedara la posibilidad de gobernar hacia las derechas (con el PP) o hacia las izquierdas (incluyendo a PODEMOS). El PSOE vivirá un doble trauma: por un lado ver como pierde base electoral y, por otro, ver como resurge con fuerza la propuesta de grandes acuerdos de estabilidad con las derechas. En lo personal defiendo las alianzas hacia las izquierdas en todos los ámbitos y que hará falta encontrar aliados en la UE y en el mundo. Son grandes batallas las que vienen.
En esa perspectiva creo que el excesivo tacticismo interno con el que, obligatoriamente, nos hemos movido los últimos años ha de dar paso a grandes movimientos en campo abierto. Habrá muchas ocasiones para ello, pero quizás la primera es la del día 31. En términos políticos siempre he pensado que algunos han querido lastrar IS para evitar estos movimientos, atándola y entregándola sin capacidad de influir en las grandes decisiones estratégicas propias del 2015.
En conclusión, pienso que a titulo personal hemos de correr los riesgos propios de la feroz lucha política que ya ha empezado, asistiendo a la marcha del 31. Lamentablemente no podemos tomar una decisión como IS. Es mas seremos atacados virulentamente, y solo se nos entenderá tras las elecciones si los escenarios son los previstos.
Trato de no olvidar que el sectarismo, el dogmatismo y el personalismo son los grandes males que impiden la unidad de las izquierdas o la unidad popular.