Manolo Cabrera Hernández
{mosimage}{mosimage}Audio de la entrevista
Los atentados de París se han convertido en un pretexto para justificar el recorte de libertades, un aumento del rearme antiterrorista y un nuevo intento de atemorizar a la población para que se lance en manos de los guardianes protectores. Llevar a cabo un “autoatentado” no es complicado: simplemente se baja la guardia y se permite que los terroristas lo activen. Los propios servicios de inteligencia también se utilizan con esos fines. Es una estrategia tan vieja como el mundo; como ejemplo: el atentado contra las Torres Gemelas.
No es casualidad que aparezca el nombre de Grecia asociado a los atentados de Paris: aparece un contacto yihaidista en Atenas con los que asesinaron a los periodistas y una vinculación con España del asaltante al supermercado. Veo una relación directa con las próximas elecciones en esos dos países (la casi segura victoria de Syriza en Grecia y el ascenso de Podemos en España). Tienen claro el mensaje: la seguridad de la población sólo la puede garantizar un partido fuerte, y para eso están los conservadores, fieles seguidores del orden establecido que asegurarán nuestra protección, y a los que, por tanto, hay que votar. El gobierno francés, aliado directo de EEUU en Oriente Medio y muy debilitado en los últimos tiempos por la falta de liderazgo de Hollande, sale fortalecido y apoyado por todo el mundo “libre”. Sólo hay que ver la gran escenificación de estos días: una inmensa manifestación, con grandes masas de población apoyando a sus gobernantes y con los principales líderes mundiales al frente de la marcha. Bajo ese escenario, la popularidad del presidente francés, según la prensa, ha subido 10 puntos en estos días.
Las nuevas tácticas de dominio ya no están centradas, de forma exclusiva, en la agresión militar: también se diseñan técnicas sofisticadas de guerra económica para ahogar el crecimiento de los pueblos que no se someten a los dictados del imperio. En algunos casos, da mejor resultado que la agresión militar; de ahí el bloqueo y las sanciones para debilitar a Rusia, con el objetivo de neutralizar su influencia en Ucrania. La bajada artificial de los precios del petróleo hay que situarlas en ese contexto. Venezuela es un objetivo prioritario: bloquean su principal fuente de financiación abaratando los precios del petróleo a través de la OPEP, influyendo en ese organismo, principalmente, a través de Arabia, socio principal de EEUU. De forma paralela, ponen en marcha un gran complot en la distribución de artículos de primera necesidad, utilizando el tejido empresarial venezolano, acaparando productos y creando el caos y el desabastecimiento de la población, favoreciendo el malestar y las protestas para hacer caer al gobierno de Venezuela en el referéndum revocatorio, previsto para finales de este año. Es la misma estrategia que emplearon en 1973 en Chile contra la Unidad Popular de Allende. Venezuela es una referencia y un pilar fundamental para la independencia de los pueblos; tienen claro que, si logran doblegar al gobierno venezolano, debilitarán al resto de los gobiernos progresistas latinoamericanos: Ecuador, Bolivia, Uruguay, Nicaragua… En estos días hay colas inmensas en Venezuela para adquirir productos de primera necesidad, los voceros del imperio nos lo recuerdan a diario. Probablemente nunca sepamos las causas reales de la desaparición física de Hugo Chávez: muerte natural o empleo de las más sofisticadas técnicas de inoculación biológica; circulan algunas teorías científicas sobre este asunto. En todo caso, resulta sospechoso que EEUU sea el gran beneficiado por su desaparición.
El imperialismo norteamericano comprueba cómo se debilita su histórico dominio y están creando condiciones artificiales para recuperar terreno. Opino que es en ese contexto donde hay que situar los atentados de París. Tras los resortes que mueven el poder capitalista se ocultan las más siniestras y oscuras intenciones; el mundo está movido por una sombría y secreta trama de intereses. En realidad, Obama tiene un poder más limitado de lo que nos quieren hacer creer.
La herramienta fundamental del capitalismo es la manipulación ideológica. Las guerras mediáticas son de apariencia tranquila e inofensiva, pero, al maniobrar en la conciencia individual y colectiva se convierte en una autentica arma de destrucción masiva. La inmensa mayoría de la población cree que son los árabes quienes están detrás de los atentados de París, pero habría que preguntarse quién financia a estos grupos. ¿Alguien se cree que el ejército islámico (EI) se financia por obra y gracia de Alá o Mahoma? Aparentan combatir al terrorismo, quedando como salvadores ante los ojos del mundo, justifican, con ello, el incremento policial y argumentan un mayor presupuesto armamentístico para proteger a la población. Los atentados a las Torres Gemelas, en 2001, hay que situarlo en esa lógica: fue lo que justificó las guerras y agresiones que vinieron después en Libia, Irak y Afganistán, incluyendo el campo de concentración de Guantánamo, donde han tenido, ¡durante más de 10 años!, humillando y torturando a más de 200 personas sin acusarlas formalmente de nada, mientras el mundo “civilizado” ha mirado para otro lado. Si eso lo hace el gobierno venezolano o el cubano tendrían la excusa perfecta para borrarlos del mapa. Pero no: se trata del imperio; allí se puede encarcelar, torturar y matar negros impunemente, ya que, EEUU es el “paraíso” del mundo libre, donde se respetan las libertades y los derechos humanos, por no hablar de Méjico, aliado principal del imperio, a cuyo gobierno, ni desde EEUU, ni desde Europa, se le imponen sanciones ni se le cuestiona absolutamente nada, ignorando la vergonzosa colaboración, por acción u omisión de las autoridades mejicanas, con los asesinatos de los estudiantes de Iguala, la violación y mutilación masiva de mujeres y la sangría permanente del narcotráfico. ¿Qué pasaría si eso ocurriese en Venezuela, Ecuador o Bolivia? ¿No tendrían el pretexto perfecto para intervenir bajo el aplauso generalizado del mundo “civilizado”?
¿Por qué no hay una rebelión masiva ante estos atropellos? Poseen equipos completos de expertos en la manipulación y el engaño; un mundo de asesores bien pagados al servicio de esas ideas. Desde la escuela infantil hasta la universidad, a escala masiva, se extiende la amplia red manipuladora de la conciencia social. Prensa, radio, televisión, películas y documentales, creados para neutralizar el desarrollo de las tendencias solidarias y positivas, innatas en el ser humano; la manipulación del deporte, como mecanismo adormecedor de la conciencia y válvula de escape de la frustración individual y colectiva. El fútbol, como un perfecto mecanismo para canalizar la agresividad y el fracaso. Grandes masas, explotadas y oprimidas durante toda su existencia, viven con la falsa ilusión de que vivimos en un mundo libre. Un control mental llevado a cabo con las técnicas más sutiles e inteligentes de la propaganda, deformando la realidad de manera que no se perciba, ni el origen de la explotación, ni el rostro de los criminales. Una mezcla edulcorada, envuelta en papel de regalo, para que nos creamos que vivimos en un mundo ideal; que sigamos siendo seres conformistas, convencidos de que tomamos decisiones libres. Sólo recurren al terror de la represión cuando perciben que están en peligro sus intereses. Mientras tanto, vivimos envueltos en un ensordecedor ruido sin sustancia, un ruido dirigido a fomentar la estupidez y el entretenimiento superficial. Un ruido que nos aísla de la verdad, que nos perturba, para despojarnos del sentido crítico, un ruido aplicado con el control más estricto para neutralizar todo lo que vaya contra sus pretensiones de dominio. De nosotros depende la opción de vivir siendo libres o seguir siendo esclavos. Pero no es posible ser libres dentro del conformismo: tal como está el mundo, el ser humano sólo puede sentirse libre cuando ejerce la rebeldía. En realidad sólo se trata del camino que vayamos escogiendo en la vida. Hoy existen muchos mecanismos para estar informados y actuar en consecuencia. O aspiramos a vivir o nos conformamos con “durar”, la elección es nuestra.