Se ha llegado a esta situación en parte por los recortes, pero también por el despropósito, el desgobierno y el abandono en el que tiene a la sanidad desde hace al menos 20 años
{mosimage}{mosimage}Audio de la entrevista
SB-Noticias.- Cati Darias, portavoz de Intersindical Canaria, animó en declaraciones a La Trapera de Radio San Borondón a toda la ciudadanía a denunciar judicialmente la situación que viven los pacientes “ya que es la única arma con la que podemos enfrentarnos al inmovilismo de los responsables sanitarios”.
A lo largo del tiempo, desde hace 15 o 20 años, ha explicado Darias, el problema de la sanidad pública ha sido que se ha permitido a las clínicas privadas concertadas el elegir a los enfermos con las patologías más rentables, patologías que no conllevan estancias hospitalarias largas y que garantizan sustanciosos ingresos por las analíticas y pruebas complementarias asociadas. Pero, por el contrario, estas clínicas concertadas no atienden a los mayores o a las personas con múltiples patologías, que quizá no precisan un centro sanitario muy tecnificado o un personal médico muy especializado, y que podrían tener cabida en estas clínicas concertadas que son hospitales de segundo nivel.
La ley de Ordenación Sanitaria de Canarias prevé el uso de los recursos privados en caso de que sea necesario usarlos y si la Consejería de Sanidad ordenase que a la sanidad privada se llevaran también los enfermos crónicos o con múltiples patologías, ello permitiría liberar camas en los hospitales de tercer nivel, como el HUC o La Candelaria y poder ingresar a otros pacientes que requieran cirugía especializada o tratamientos de más complejidad tecnológica. Lo que se está haciendo es convertir hospitales de tercer nivel en centros de beneficencia, asegura Cati Darias.
¿Para cuando, se pregunta Darias, la apertura de las 50 camas de estancias de medio y largo plazo del hospital de Buen Paso en Icod? ¿Y la ampliación de las 23 camas para urgencias que les prometió la directora del Servicio Canario de Salud el año pasado? Soluciones hay, pero no hay voluntad para adoptarlas, asegura Darias.