Mujeresdenegro.– Después de la masacre en Charlie Hebdo en París, expresar la indignación, como muchos están haciendo, no es suficiente. Un vistazo rápido a los medios en lengua inglesa muestra que aunque muchos condenan la violencia en sí misma, también afirman Charlie Hebdo buscaba (¿y quizá merecía?) una respuesta fuerte de "los musulmanes". Los dibujantes habituales de Charlie no han escatimado en el Islam, ninguna otra religión, ni en fanáticos e intolerantes.
En el nombre del “respeto” a las religiones y a los sentimientos religiosos de los creyentes, es precisamente a la derecha religiosa fanática a la que se está apoyando y dando un primer plano. Mientras tanto, aquellos que están al frente de la lucha contra los fundamentalismos armados son dejados a su suerte. Ya es hora de dar a estos laicistas protagonismo, de reconocer su coraje, su claridad política y dejar de etiquetarlos de "islamófobos".
En octubre de 2014, laicistas – incluyendo ateos, agnósticos y creyentes de muchos países, en particular mucho de países de mayoría musulmana, se reunieron en Londres para denunciar a la derecha religiosa y para reclamar ser vistos como un alternativa. Ya es hora de que aprendamos de sus análisis y su experiencia vivida.
La trágica masacre de hoy en París sin duda dará combustible al xenófobo de extrema derecha tradicional y el peligro inmediato es un aumento del racismo, la marginación y la exclusión de la gente de ascendencia musulmana en Europa y más lugares. No queremos ver “cazas de brujas anti-musulmanas” ni tampoco damos la bienvenida a la promoción de “islamistas moderados” por los gobiernos como socios políticos oficiales. Lo que se necesita es un análisis honesto de la naturaleza política de los islamistas armados: son una fuerza política de extrema derecha, que trabaja bajo el disfraz de la religión y que tienen el objetivo del poder político. Deberían ser combatidos por medios políticos y por la movilización masiva, no dando privilegios extras a ninguna religión.
Su persistente demanda de la extensión de las leyes contra la blasfemia en todo el mundo es un verdadero peligro para todos. Francia tiene una larga – y ahora en peligro crecientemente – tradición de laicismo, que permite disentir de las religiones y el derecho a expresar esta disidencia. Ha tenido una tradición rica en la burla y la caricatura de los poderes que sea – religiosos o de otro tipo. Mantengamos este derecho duramente ganado que costó tantas vidas en la historia, y, por desgracia, todavía lo hace – como los doce muertos y numerosos heridos de Charlie Hebdo de hoy demuestran.