Carlos Martinez, primer Secretario de Alternativa Socialista.
{mosimage}Alberto Garzón en su afán lógico de reivindicar el carácter de izquierda nítida y comprometida de su formación, ha hecho unas declaraciones a “Europapress” -véase enlace final articulo- con las que en una parte, discrepamos. No puede al objeto de diferenciarse de otra fuerza emergente que se define ni de izquierdas ni de derechas y habla con una calculada ambigüedad electoralista, descalificar a la socialdemocracia.
En segundo lugar porque los partidos comunistas europeos hace años que tienen programas socialdemócratas. No confundamos socialismo democrático con socioliberalismo. No otorguemos a otras fuerzas emergentes categorías ideológicas que no tienen, ni se plantean tener y además no les corresponden.
El socialismo democrático en estos momentos es revolucionario y nitidamente de izquierdas. Los socialdemócratas cuando eran partidos obreros, nacionalizaron empresas, crearon poderosos sectores públicos y banca pública y controlaron la economía y si bien es cierto, no “remataron” muchas veces sus programas, hicieron mejorar y mucho las condiciones de vida de varias clases trabajadoras nacionales, fundamentalmente en el centro-norte de Europa.
El socialismo democrático, es patrimonio de los socialistas y los socialistas, nos organizamos en partidos socialistas e impulsamos programas socialistas en democracia y a partir de la democracia y no escondemos, ni nuestras ideas, ni nuestros colores. Ese patrimonio ideológico, se lo ofrecemos a las clases populares y trabajadoras para construir colectivamente el bienestar y la igualdad, el reparto de la riqueza y la democracia económica pues es un bien común.
Pero también somos conscientes de que la situación actual de emergencia social, económica y politica exige la unidad de las izquierdas y de los antineoliberales en su conjunto. Por eso los socialistas republicanos, en las izquierdas y la lucha de clases exigimos unidad y coherencia de las fuerzas populares para derribar al bipartidismo. Basta pues de calculos y de jugar al despiste de algunos, pero también de descalificaciones o de equivocaciones. Estoy convencido cada día más de que la única esperanza es el socialismo democrático y ruego que desde posiciones sectarias, no se confunda socialismo democrático con tercera vía, felipismo o blairismo. Tampoco con nacionalismo popular o justicialismo.