{mosimage}Canarias7.– Ha sido condenado en firme por el Tribunal Supremo por un delito de prevaricación, está inhabilitado para cargo público, apenas aparece por la Cámara y tiene otros dos procesos judiciales pendientes, pero Miguel Zerolo seguirá siendo senador contra viento y marea hasta que acabe el año.
Si su designación como senador de CC por la Comunidad Autónoma ya levantó polémica por la inmunidad parlamentaria que le otorgaba, la salida de Zerolo de la Cámara Alta se está convirtiendo en un culebrón de lo que hacen época. Tras ser condenado en julio por prevaricación por el caso García Cabrera, el exalcalde de Santa Cruz de Tenerife asumió que era «éticamente inevitable» que abandonara el Senado, pero esperó hasta comienzos de noviembre para presentar su renuncia, eso sí, en diferido, con efectos solo a partir del 31 de diciembre.
Antes, en septiembre, la Mesa de la Cámara había analizado la sentencia del Supremo para llegar a la conclusión de que la condena a ocho años de inhabilitación no afectaba a su cargo de parlamentario y que por tanto podía mantener el escaño. Mientras, CC, la formación política por la que llegó al Senado, se hacía la remolona para no tener que tomar una decisión comprometida sobre uno de sus miembros históricos y acabó por aceptar su petición de baja voluntaria de militancia para dejar a la Cámara toda la responsabilidad de decidir sobre su continuidad como parlamentario.
En esto llegó Izquierda Unida y pidió formalmente a la Mesa del Senado que retirase de inmediato la condición de senador a Zerolo, a quienes muchos de sus compañeros no ponían cara por lo poco que ha pisado la Cámara.
Las aguas estancadas volvieron a removerse, había que pedir al Supremo que aclarase el alcance de la sentencia y los servicios jurídicos de la Cámara no lo acababan de ver claro. Así pasaron algunas semanas hasta que el martes pasado la Mesa desestimó la petición de IU y ratificó que la condena de inhabilitación es perfectamente compatible con el escaño, por lo que Zerolo puede conservar su acta de senador.
¿Hasta cuándo? Teóricamente, si quiere, hasta que el Parlamento canario designe a sus nuevos representantes en la Cámara tras las elecciones autonómicas de mayo –el informe jurídico otorga a Zerolo el derecho de permanecer en el cargo «el tiempo previsto constitucionalmente para la duración de su mandato»- pero a efectos reales, salvo que el interesado cambie de opinión, hasta que se haga efectiva su renuncia el 31 de diciembre.
El motivo último por el que Zerolo se ha aferrado al escaño no es otro que mantener su condición de aforado ante el eventual archivo inminente por parte del Supremo del caso Fórum, en el que está imputado por presunto delito de soborno. De perder antes el aforamiento, el caso se reabriría en un tribunal ordinario de Canarias.
Zerolo está también imputado por presuntos delitos de prevaricación y malversación de fondos por el caso de las Teresitas. El Senado está pendiente de recibir del Supremo la petición de suplicatorio para juzgarlo, pero es poco probable que dé tiempo a aprobarlo antes de que el exalcalde abandone la Cámara.
Si por algo no va a pasar a la historia Miguel Zerolo es por la labor que ha desempeñado como senador, que ha sido prácticamente nula. En la actual legislatura su actividad se ha limitado a presentar una pregunta escrita al Gobierno de Mariano Rajoy sobre los casos de dengue detectados en el archipiélago portugués de Madeira, una intervención en el debate de la reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha y otras seis intervenciones en comisión. Un bagaje paupérrimo para quien ha estado cobrando un sueldo público durante años supuestamente para defender los intereses de la Comunidad Autónoma en la Cámara Alta por orden del Parlamento de Canarias.
En concreto, por ocupar un escaño en el que apenas se ha sentado el exalcalde de Santa Cruz de Tenerife se embolsa -se sigue embolsando a día de hoy- más de 4.600 euros al mes, entre la asignación de 2.814 euros que supone el salario base y los 1.823 euros de indemnización en concepto de alojamiento y manutención que perciben los senadores de cualquier circunscripción que no sea Madrid. Miguel Zerolo tiene derecho además a viajar a cargo del presupuesto del Senado a cualquier parte del territorio nacional sin límite de desplazamientos y sin tener que justificar el motivo, pero es imposible saber cuántos viajes ha hecho ni cuánto han costado porque la Cámara Alta no facilita esos datos.
La inactividad del exalcalde de Santa Cruz de Tenerife y exparlamentario regional es de sobra conocida desde el principio entre el resto de los senadores canarios, pero las críticas por el incumplimiento de su responsabilidad -que él nunca se molestó en disimular- se habían quedado hasta ahora en el ámbito de los corrillos internos. La última vez que se le vio por el Senado fue hace algunas semanas, el día que su compañero Narvay Quintero tenía una pregunta en pleno al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro. Llegó, ocupó su escaño, se dejó ver ante las cámaras de televisión y cuando acabó la pregunta abandonó el hemiciclo.